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El Estatuto andaluz pasa el primer trámite con el reto de superar las estrategias de partido

Socialistas e IU reprochan al Partido Popular su desinterés por el proceso de reforma

Lourdes Lucio

El nuevo Estatuto de Andalucía tiene ya una primera foto en la que figuran en primer plano PSOE e Izquierda Unida, y en la que no aparecen PP y PA. El pleno del Parlamento aprobó por 64 votos a favor (los de la izquierda) y 42 abstenciones (centro-derecha y andalucistas) la toma en consideración de la proposición de ley de reforma, el primer trámite de un proceso que acabará previsiblemente en febrero de 2007 con el referéndum de ratificación. Los portavoces socialista, de IU y el presidente de la Junta insistieron en la necesidad de situar en primer lugar los intereses de la comunidad frente a las estrategias partidarias.

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La de ayer era una de esas sesiones en las que se palpaba el nerviosismo y la solemnidad de las ocasiones únicas. El pleno extraordinario de la toma en consideración de la propuesta de reforma lo abrieron los partidos firmantes -PSOE e IU-, cuyos portavoces utilizaron un tono institucional, que arrumbaron en su segundo turno de intervenciones tras escuchar los argumentos del PP, una "reiteración", dijeron, de la campaña publicitaria que ha puesto en marcha contra el Estatuto de Cataluña.

Los portavoces del PSOE, Manuel Gracia, y de IU, Concha Caballero, defendieron el texto aprobado por la ponencia redactora y coincidieron en destacar los "avances" en competencias, financiación, medio ambiente y derechos sociales, básicamente. Ambos, en dirección a los bancos del PP y PA, apelaron al consenso en la tramitación parlamentaria que ahora comienza, al tiempo que instaron a los abstencionistas a demostrar que persiguen un Andalucía "de primera" y un Estatuto dé "máximos", como afirman sus dirigentes.

"Este es uno de esos momentos en los que Andalucía debe ser de verdad lo primero. Eso nos obliga a dejar a un lado -no nuestras posiciones políticas-, sino nuestra dialéctica de confrontación partidaria", afirmó Gracia. "Hago un llamamiento a que se sitúe en primer lugar a Andalucía y la confrontación sea de ideas no de estrategias foráneas", sostuvo Caballero. En la misma idea insistió el presidente de la Junta, Manuel Chaves, quien intervino después de los partidos firmantes y cerró el debate, con protestas del PP.

En esta ocasión, no fue la presidenta del grupo popular, Teófila Martínez, sino su portavoz, Antonio Sanz, el que ejerció de jefe de la oposición. En todo momento se dirigió en vez de a los partidos proponentes y a la proposición de ley, a Chaves, al que acusó de "sumisión" y de "silencio cómplice" con los pactos "insolidarios" del Gobierno de Rodríguez Zapatero con los partidos catalanes sobre el Estatuto de Cataluña. "Asistimos con perplejidad a que el presidente de la Junta pretenda utilizar la reforma del Estatuto andaluz como coartada de los que quieren acumular más poner, dinero o derechos a costa de los demás". Para Sanz la reforma catalana es un "obstáculo" para la andaluza.

Dicho esto, el popular justificó la abstención como un "camino para el consenso" y no como un voto contrario a la reforma. Ofreció "lealtad" en la tramitación de enmiendas y apeló al 28-F para lograr "el consenso de todos". Sanz no mostró entusiasmo por la reforma, ya que, según dijo, Andalucía no tiene un problema estatutario, "sino de políticas". El popular lanzó un aviso para el proceso que ahora se avecina, al apostar por "retomar" la comparecencia en el Parlamento de los agentes sociales para que hagan aportaciones al texto. Antes de que la ponencia comenzara sus trabajos, los grupos recabaron la opinión de más de medio centenar de personas. El PSOE e IU interpretaron esta petición como una señal de que el PP quiere retrasar el proceso.

La portavoz del PA, Pilar González, argumentó la abstención de su grupo en que el borrador de la reforma es "alicorto", al tiempo que vinculó el apoyo "al reconocimiento de la identidad nacional de Andalucía".

Socialistas e IU apenas replicaron al PA y centraron sus críticas en el PP. Se produjo entonces una situación inédita: los bancos socialistas aplaudieron a la portavoz de IU, cuya intervención entusiasmó a un destacado dirigente que se proclamó "conchista". Manuel Gracia subió con gesto serio a la tribuna y dedujo que de la intervención de Sanz se desprende que no pretenden el acuerdo y el consenso. "A ustedes no les interesa la reforma. Lo que hacen es anticatalanismo barato. Eso es poco serio, pero no debería ser el pretexto para no hacer aportaciones".

Manuel Chaves se dirige ayer  desde la tribuna a los diputados.
Manuel Chaves se dirige ayer desde la tribuna a los diputados.GARCÍA CORDERO

Se rompió la etiqueta

A las dos horas de debate se deshizo la etiqueta. El aire ceremonial lo quebró el portavoz del PP, Antonio Sanz, quien tras una primera parte sin sobresaltos, pasó a hablar de sumisión y engaño. Las bancadas de PSOE y PP, hasta entonces silentes, empezaron a rumiar, y cuando llegó el turno de la portavoz de IU, Concha Caballero, estalló la vocinglería. La izquierdista dio de frente: acusó a los populares de sembrar la semilla de la discordia, enfrentar a los territorios y repetir el discurso de la "desilusión y la desesperanza".

Concha Caballero se encaró hacia los escaños populares, literalmente encendidos, para reconvenir a los que dijeron Andaluz, este no es tu referéndum el 28-F de 1980 y ahora se apropian de la autonomía de primera y la Constitución, "que no votaron". Con el texto del borrador en la mano se dirigió a los diputados del PP -quienes no cesaron de gritar, pese a las llamadas al orden de la presidencia-, detalló varias competencias nuevas a las que el PP se opone y les espetó: "¿Es éste el Estatuto de primera y moderno que dicen que quieren en su campaña?". Entre las cada vez más airadas protestas del PP, Concha Caballero -quien salpicó su intervención de desafiantes "espérense, que tengo más"- retó a sus adversarios a demostrar que Cataluña se lleva el dinero y "nos quita competencias. "Es todo mentira, es falso". Teófila Martínez, presidenta del grupo popular", pidió amparo por la "difamación" de decir que el PP no votó la Constitución.

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