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BALONCESTO | Comienza la Copa del Rey
Columna
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Cuatro apuntes

- Igualdad a prueba. Si nos atenemos a la clasificación actual y dejando a un lado al Madrid, invitado por cuestiones extradeportivas, los siete aspirantes están en un pañuelo. Las tres victorias que separan el Barça (1º) del Pamesa (7º) después de veinte jornadas hablan de una igualdad pocas veces vista anteriormente. La Copa la pondrá a prueba y dividirá a los equipos atendiendo a otro tipo de baremo mucho más importante, el de la capacidad para ser competitivos en un momento y lugar determinado, el territorio donde se deciden los títulos.

- Dos+tres+tres. Con toda la reserva que merece una competición cuyas particularidades de formato dificultan sobremanera el pronóstico, los ocho participantes pueden clasificarse en tres grupos. El de los favoritos, donde se encuentran Unicaja y Tau, hoy en día un cuerpo por encima del resto. A los malagueños no hay quien les tosa en 2006 y el Tau ya se parece al de los últimos años, con lo que esto supone. En el vagón de los posibles está el trío catalán: el Barça, que a pesar de ser el actual líder de la ACB no inspira demasiada confianza. El Joventut, impecable hace un mes, ha perdido ese punto donde todo encaja, y el Akasvayu, que tiene que demostrar el cuajo suficiente para hacerse con el título. Por último, el grupo de los desheredados lo forman Madrid, Pamesa y Gran Canaria. Los dos primeros tienen más problemas que soluciones y los canarios cuentan con más ánimo que posibilidades teóricas.

- Los que deciden. Aunque las tendencias actuales tiendan a homogenizar comportamientos y los valores y esfuerzos colectivos primen sobre las individualidades, al final unos cuantos jugadores marcarán el destino de sus equipos. Es improbable que Unicaja pueda sobrevivir sin un buen rendimiento de Garbajosa y Brown, el Tau sin el mejor Scola, el Barça sin que aparezca Navarro en su versión más excitante, el DKV sin exprimir el talento de Rudy o el Akasvayu sin un Raul López que recuerde al que se fue a la NBA. Todos ellos son jugadores capaces de establecer diferencias significativas en un baloncesto cada día más uniforme y están obligados a hacerlo, pues su valor como jugadores se retrata en este tipo de acontecimientos. De lo otro, el músculo, la lucha, las defensas de rompe y rasga, de eso tienen casi todos. Pero el talento es otra cosa y el éxito de lo que hoy se inicia dependerá de que estos jugadores sean capaces de hallar la forma de desarrollarlo.

- Nada que explicar. Sistemas complejos, fases regulares, playoffs, ventajas de campo, hasta abril las cosas tienen solución... Todo fuera que llega la Copa. Eliminatorias directas, el que pierde a casa. Uno gana, siete pierden. Cuatro días y un campeón. Los mejores equipos y los mejores jugadores. Intensidad, pasión e incertidumbre con un sistema básico y comprensible. Todo muy sencillo, todo muy claro y comprensible.

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