Los alumnos de Filosofía de Córdoba sufren las malas condiciones del edificio
Fue una reacción en cadena. A mediados del mes de diciembre pasado, el frío era intenso en Córdoba. En la Facultad de Filosofía y Letras la calefacción daba problemas. La red de tubería tenía fugas. Así que los técnicos tuvieron que cortar por unos días el sistema. Profesores y alumnos, ateridos, tiraron de calefactores... Y la red también dijo basta. Los cortes en el suministro eléctrico afectaron de tal forma que las clases en algunas aulas tuvieron que ser suspendidas dos días, según explica el decano de este centro, Joaquín Mellado.
El responsable de esta facultad ha reclamado la puesta en marcha de un plan integral para adecuar las instalaciones. Según explica, ya existe un compromiso por parte del Rectorado de la Universidad de Córdoba (UCO). Queda redactarlo y, lo que parece que resultará más complicado, llevarlo a cabo. Porque, "¿qué se hará con los alumnos mientras se realizan las obras?", pregunta Mellado.
Esta facultad, la que imparte un mayor número de asignaturas en la UCO (más de 400), se levanta en plena judería cordobesa, dentro de la zona declarada Patrimonio de la Humanidad. El edificio fue inaugurado el 11 de noviembre de 1724. Durante siglos, funcionó como hospital. En los años setenta del siglo pasado, dejó de ser el Hospital Provincial y se convirtió en colegio mayor y, finalmente, pasó a ser la Facultad de Filosofía y Letras donde hoy están matriculados 1.400 alumnos. De entonces, data la última reforma en profundidad del edificio.
Pero el tiempo ha pasado y lo que antes se consideraban instalaciones válidas hoy no son suficientes para albergar una facultad. "Así no se puede estar en un centro universitario. No podemos estar los profesores trabajando con un ordenador si se va cinco veces la luz al día porque perdemos toda la información", afirma Mellado. "Los problemas se van solucionando sólo parcialmente", añade. Sin embargo, cree que, hasta que no se acometa un plan integral en el centro, los inconvenientes seguirán surgiendo porque "cuando tapas un agujero sale otro".
Este plan esta ya prometido. Y se debe estudiar cómo se llevará a cabo. "Tal vez haga falta que, durante un año, todos nos traslademos a otro centro", explica Mellado, quien no quiere ni siquiera plantearse que la Universidad deje este edificio de principios del XVIII.
Mientras llega el prometido plan, Mellado espera que, durante el verano, no surjan nuevas complicaciones: "No tenemos aire acondicionado en todo el edificio. Estamos esperando para solucionarlo, por lo menos, en las tres o cuatro aulas donde hace más calor (...) Pero los problemas de fondo no los podemos solucionar ahora".
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