Gran voluntad, poco dinero

A principios de los 90, la Unesco creó sus cátedras universitarias. Una red internacional, extendida por todo el mundo, que posibilitaba a las universidades que obtuvieran la venia del organismo internacional, el establecimiento de una serie de programas educativos para investigar y devolver a la sociedad civil la filosofía de la Unesco: la construcción de la paz en la mente de los hombres, mediante la educación, la cultura, la comunicación, y las ciencias naturales y sociales.

España es hoy el país del mundo con más cátedras Unesco. Así lo acreditan las 52 cátedras que salpican la geografía peninsular e insular. Por si fuera poco, la Politécnica de Cataluña alumbró la primera cátedra de la larga serie mundial: existen un total de 552 cátedras Unesco, repartidas en 64 redes, de 121 países.

Responsables de medio centenar de cátedras Unesco españolas y de cuatro países de la ribera Mediterránea (Argelia, Francia, Italia y Marruecos), se reunieron la semana pasada en la Universitat de València para difundir los proyectos que están realizando, intercambiar experiencias, y analizar el presente para así planificar el futuro.

La coyuntura del momento, con medio mundo revuelto por la publicación de las viñetas de Mahoma, produjo que el plenario manifestara "su preocupación por las expresiones de confrontación internacional", y expresara "la convicción de que sólo el diálogo, la comunicación y el conocimiento permiten conocer soluciones estables".

Salvando el contexto, la coordinadora académica de la cátedra Unesco de la Universitat, Eva Barreno, señala que "era necesario romper el aislamiento", ya que no se reunían "desde 2003". La catedrática en Botánica incide en la necesidad de cooperación de estas estructuras, cuyo contenido depende de la financiación de cada una.

O dicho de otra manera, hay nortes y sures en el entorno de estas cátedras, que se fijan en las disparidades de los nortes y sures mundiales. No obstante, reflejan la buena voluntad de la universidad española, la primera en agentes de la red civil de Unesco.

Alfons Martinell, director general de Relaciones Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), una de las entidades organizadoras, señala que "el Gobierno socialista ha incrementado la participación y las aportaciones presupuestarias a Unesco". El nuevo plan director de la AECI contempla "más convocatorias de ayudas para estos actores de la cooperación española".

En el encuentro compartían cafés y trabajo responsables de cátedras Unesco españoles que están en el mismo barco, aunque se muevan a distinto ritmo. El vicerrector de la Politécnica de Cataluña, Ramón Sans, explicaba que anualmente cada una de las cinco cátedras de su universidad percibe unos 30.000 euros del gobierno autonómico y las aportaciones de la propia universidad y externa. Presteza económica que se traduce en el dinamismo de unas cátedras desde las que se promueven cursos presenciales y a distancia, en su universidad, otras universidades españolas e iberoamericanas, además de proyectos de cooperación en Latinoamérica. En la Politécnica de Cataluña se halla la primera cátedra Unesco del mundo, la de Métodos Numéricos en I

ngeniería, creada en 1989, y la sede GUNI (Global University Network for Innovation), una entidad constituida hace cinco años bajo el auspicio del organismo internacional, para seguir las decisiones tomadas por la Conferencia Mundial de Educación Superior, y desarrollar congresos y estudios.

El catedrático Salvador Peris, responsable académico de la cátedra de la Universidad de Salamanca, nacida en 1994, dice que ésta "se lleva a pulso". Puntualiza que realizan un curso de posgrado porque ni la Junta de Castilla-León, ni la propia universidad financian la cátedra. Todas son Unesco y priorizan los valores del organismo internacional.