Obras y maniobras de una ambulancia
La construcción del metro dificulta el trabajo de los servicios de emergencias de Sevilla
Una ambulancia recogió hace unos días a un paciente con una infección sistémica, dobló la esquina y se quedó encallada en un embotellamiento de la calle Feria. Mientras sonaba la sirena pasaron 15 minutos antes de que el vehículo de emergencia pudiera meter la primera. El conductor, cansado de esperar, desconectó el gálibo y se bajó: "¡No podemos estar aquí! ¡Tenemos que avanzar! ¡El enfermo no puede esperar!", gritó.
En realidad sí que podía esperar. No es conveniente que tarde demasiado en llegar al hospital, pero el coordinador del 061 en Sevilla, Francisco Bonilla, asegura que "una ambulancia tiene todos los recursos de la sala de la UCI de un hospital". La calle Feria, donde quedó atrapada la ambulancia, tiene la excepcionalidad de muchas vías del centro ciudad. Es estrecha y de sentido único, está flanqueada por pivotes de acero en las aceras que impiden sortear los atascos en caso de urgencia. Por mucho que gritó aquel conductor, la ambulancia no pudo moverse hasta que el atasco se deshizo.
Las obras del Metro, la peatonalización, el tranvía ligero y la construcción de aparcamientos en Sevilla han convertido el centro de la ciudad en una trampa que dificulta el trabajo de los vehículos de emergencia. Aunque según Bonilla, una ambulancia con un médico, un enfermero y un conductor especializado puede ofrecer casi los mismos servicios que un quirófano, el problema surge antes de llegar hasta el paciente. "Aquí hemos atendido partos a domicilio en los que la operadora daba indicaciones al padre por teléfono hasta que llegara la ambulancia y nunca hemos perdido a un paciente por llegar tarde", relata Bonilla.
El tiempo de respuesta máximo del 061 no supera los 12 minutos. Los vehículos de emergencias de Sevilla (ambulancias, policías y bomberos) están bien coordinados y conocen de antemano las calles cortadas, las horas punta del tráfico y las zonas en obras. Se sabe en tiempo real dónde está cada ambulancia.Los conductores tienen un plano en la cabeza con todos los puntos negros del tráfico y la Policía Local ha diseñado a priori rutas alternativas para sortear los accesos más difíciles que cada mañana envía al 061. "Una vez que el enfermo entra en la ambulancia no corre peligro, pero si éste vive en una calle estrecha, a esa calle hay que llegar, y eso es más difícil", concluye el coordinador del 061. La calle Feria ha absorbido todo el tráfico que sale de la Alameda, actualmente en obras. "Seguro que aquel conductor se bajó de la ambulancia sólo para aligerar el atasco, no porque se lo pidiera el médico", opina Bonilla.
También hay otras ideas: "Las ambulancias de traslado, que son las que más abundan en la ciudad, y que supuestamente no llevan casos graves, cobran por traslado, así que casi siempre van con el gálibo o las sirenas encendidas", explica una enfermera. "La gente ya se ha acostumbrado a escuchar las sirenas y no siempre se aparta", se queja Antonio Collado, 13 años de enfermero en una ambulancia. "Tratamos de evitar siempre las calles de único sentido, salimos a las rondas donde poder usar un carril a contramano si es necesario", dice.
Transporte urgente
Según el Servicio Andaluz de Salud (SAS), Sevilla tiene 209 ambulancias, 77 de transporte sanitario urgente, cinco vehículos de red de transporte urgente (RTU) y dos más para enfermos críticos de traslado entre hospitales. Pero la movilidad sanitaria y de emergencias tiene que convivir con más de un millón de vehículos que se mueven por la ciudad a diario, según un estudio de la Junta.
La dificultad irá en aumento este año. En poco más de cuatro kilómetros cuadrados, lo que abarca el casco histórico de Sevilla, se inicia una cadena de obras que están obligando a rediseñar el tráfico y las rutas de emergencias: Las obras de la Plaza Nueva, las del parking de José Laguillo, la avenida más transitada de la ciudad, las previstas en la Alfalfa y las que arrancan después de Semana Santa, cuando se corte definitivamente la Alameda y parte de la Encarnación.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, no se cansa de exaltar el uso del transporte público y hace unos días descartó ampliar más vías en las rondas o crear carriles de pago, como en Londres. "Eso agravaría la situación y potenciaría el colapso del tráfico", dice.
Parece que en el horizonte está la respuesta: la red de Metro, la ampliación de carriles bus, el segundo anillo ferroviario, el tranvía ligero, e incluso la SE-40 que volverá a rodear la urbe. Pero las fechas de estos proyectos son inestables, de modo que el horizonte sigue atascado.
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