¿Apoyo a la familia?
Soy madre de dos hijos de siete y tres años y profesora de Enseñanza Secundaria. Desde el comienzo de las clases en septiembre, hasta el día de hoy, he faltado dos veces a mi trabajo a causa de las enfermedades de mi hijo menor (vómitos continuados y fiebre, otitis aguda...) debidamente acreditadas con certificado médico.
A raíz de la segunda ausencia por atender a mi hijo enfermo, me convoca la dirección del centro para notificarme que en adelante considerará falta no justificada cualquier ausencia por este motivo, salvo enfermedad grave. Además, me sugiere solicitar a la Delegación de Educación una reducción de jornada laboral para atender a mis hijos por lo que consideran una "alta frecuencia" de ausencias por este motivo.
En la mayoría de los países europeos existe una normativa que verdaderamente concilia la vida laboral y familiar. En Francia, por ejemplo, todo trabajador tiene derecho a 12 días al año por enfermedad común de los hijos. Existen, además, muchas otras medidas para compatibilizar el trabajo y la familia.
En España, estas prestaciones sociales son frecuentemente asumidas por abuelos o familiares. Los que, como mi marido y yo, no tienen la suerte de tener cerca a la familia, se encuentran en una situación complicada ante la eventualidad de la enfermedad de un hijo. Aquí, la Administración alardea de legislación de apoyo a la familia, cuando ésta es verdaderamente raquítica y su aplicación mísera.
¿Qué queda tras tanta palabrería de nuestros dirigentes? Sólo migajas sociales que nos arrojan caritativamente.
¿Dónde están los derechos de los trabajadores y sus defensores, los sindicatos.
