Seguro, pero perezoso
El nuevo Lexus IS es menos deportivo que el modelo anterior, pero mantiene una posición de conducción baja y suspensiones con carácter. Tiene un diseño interior más serio y un cambio manual que penaliza el agrado de conducción. Pero destaca por su calidad, incluye detalles cómodos, como el acceso y arranque sin sacar la llave, y aporta el refinamiento de las mejores berlinas y una electrónica sofisticada que le sitúa un paso por delante.
Un cambio mejorable
El IS 220d monta el nuevo motor 2.2 de Toyota, un turbodiésel muy avanzado, con bloque de aluminio y raíl común de tercera generación (1.800 bares de presión). Ofrece un rendimiento brillante, con 177 CV y un par (fuerza de empuje) de 400 newton / metro. Responde con mucha elasticidad desde 1.500 revoluciones hasta por encima de 4.000. Sin embargo, el cambio manual de seis marchas no está a la altura porque tiene un accionamiento lento que obliga a marcar los recorridos de la palanca y unas marchas largas que restan carácter al motor. Estas carencias, unidas a una respuesta lenta al acelerador, se aprecian ya en ciudad, pero sobre todo en carretera, porque le falta nervio y exige anticiparse antes de adelantar reduciendo una o dos marchas. Después, una vez que reacciona, se aprecia su fuerza y mantiene bien los ritmos de crucero, aunque exige estirar las marchas para circular con brío.
En contrapartida, los consumos son ajustados para su peso: gasta siete litros en conducción suave, sube a nueve si se estiran las marchas y llega a 10 en ciudad.
Electrónica avanzada
El diseño del chasis y las nuevas suspensiones han permitido aumentar un 20% la rigidez y bajar el centro de gravedad para mejorar el comportamiento. El IS viaja con mucho aplomo en carreteras amplias y autopista, da sensación de solidez y tiene una dirección precisa para trazar las curvas con exactitud. Ofrece una buena estabilidad y aunque no destaca por su agilidad en zonas viradas, el balanceo lateral es comedido, y las reacciones, muy nobles.
Los reglajes enérgicos y los recorridos cortos de las suspensiones hacen que no sea tan cómodo como otras berlinas similares, pero está un escalón por encima en seguridad porque incluye una electrónica a la última. La clave es el sistema preventivo VDIM, que coordina el funcionamiento de los frenos, el ABS, el control de estabilidad, la dirección y otros elementos para anticiparse a cualquier peligro antes incluso de que el conductor lo perciba. El resultado es una conducción fácil y una sensación de tranquilidad muy placentera, incluso en zonas viradas con pisos húmedos o de bajo agarre: obedece siempre sin sorprender ni asustar, frena con potencia y equilibrio, y ayuda a resolver la situación de peligro con total naturalidad, al menos mientras no se desafíen los límites de la física.
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