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Reportaje:

España, al borde del adiós

Robredo y Ferrer pierden y dejan a Bielorrusia a un punto de seguir en la Copa Davis

Un halo de decepción se adueñó del equipo español de Copa Davis al final de la primera jornada de la primera ronda que les enfrenta a Bielorrusia en Minsk. Las caras de desolación no engañaban a nadie. España perdió los dos primeros puntos y se encuentra ante un conflicto que no tiene más que una solución: ganar los tres puntos restantes. Sin embargo, tal como fueron las cosas ayer, esta misión parece absolutamente imposible. Y, si nos atenemos a los números, es probable que la eliminatoria se decida hoy en el doble: los bielorrusos, Max Mirnyi y Vladimir Voltchkov no han perdido ni un partido en esta pista. Feliciano López y Fernando Verdasco debutarán como doble en esta competición.

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A esta situación desesperada llevaron las derrotas que ayer sufrieron David Ferrer y Tommy Robredo, los dos individualistas elegidos por Emilio Sánchez en su debut. "Sufrí mucho en el primer partido

[el de Robredo y Mirnyi], porque vi que tenía opciones de ganar y que se le iban escapando", confesó el nuevo capitán español. "Pero el segundo lo viví quizás más cerca de David

[Ferrer ante Voltchkov], y los dos veíamos que no había forma de encontrar soluciones".

¿Qué ocurre con España que es capaz de ganar la Copa Davis si puede jugar en casa y, en cambio, de perder en la primera ronda si tiene que desplazarse? La estadística de la Copa Davis desvela que el problema no es sólo para los españoles. El 82% de los equipos que van de visita pierden las eliminatorias. Y eso significa que algo no funciona. No es cuestión de justificar a nadie. Pero es cierto que cada equipo busca fundamentalmente la pista que más puede perjudicar a su rival, rozando la ilegalidad.

Para España quizá no sea éste ahora el problema. Hay tenistas que han demostrado que pueden jugar muy bien en pistas interiores y rápidas: Carlos Moyà fue finalista en el Masters y perdió con Àlex Corretja en 1998; Juan Carlos Ferrero fue finalista en el Masters de Shanghai en 2003 y ganó el Master Series de Madrid, al igual que Rafael Nadal el año pasado. Sin embargo, esta vez ninguno de ellos estaba en condiciones físicas o anímicas de disputar esta ronda.

Es posible que con ellos se hubiera resuelto el problema. Pero puede que no. La cuestión es que Emilio Sánchez tiró de lo que tenía y confió en el equipo que alineó. Tenía motivos: David Ferrer llegó el pasado mes de octubre a cuartos de final del torneo de París Bercy -una superficie similar-, tras derrotar al número uno bielorruso, Mirnyi, en dos mangas. Y su clasificación, 10º mundial, y la de Tommy Robredo, 14º, andan muy por encima de los de Mirnyi, 32º, y Voltchkov, 301º. Las condiciones especiales de la Copa Davis y el tipo de pista -taraflex instalado sobre madera- podían igualar los partidos, pero era impensable un desenlace como el de ayer.

La derrota inicial de Robredo cayó como una pesada losa, no por inesperada, sino porque se produjo cuando los indicadores señalaban que la victoria era posible. Mirnyi no es el tipo de jugador que le gusta al de Hostalric. Él prefiere que haya mucho ritmo, correr, pelotear y elaborar una jugada. Pero ayer eso era imposible. En todo el primer set Robredo ganó cinco puntos sobre el saque de Mirnyi ¡y dos fueron de dobles faltas! Pero, al margen del break que cedió, el español perdió un solo punto con su saque y ¡de doble falta!

Ésa era la tónica que quería el número uno de Bielorrusia en una pista en la que no ha perdido ni un partido -ni individual ni de dobles-. Pero cuando Robredo logró restar, Mirnyi quedó descolocado. Perdió el segundo set en el tiebreak y tuvo que salvar una bola de break en el noveno juego antes de ganar la tercera por 6-3. "Allí pudo cambiar todo", opina Emilio Sánchez. "Mirnyi parecía tocado, pero Tommy no logró rematarle". El partido acabó allí aunque se alargara otra manga.

El debut de Ferrer, de 23 años, tuvo mucha menos historia. A pesar de que Voltchkov, semifinalista en Wimbledon en 2000, está en horas bajas, gordo y jugando torneos de tercera fila, el alicantino nunca encontró las armas para derrotarle. El listón de Voltchkov subió ayer. Pero en parte porque a Ferrer le costó restarle y le mandaba unas bolas demasiado altas al centro de la pista que permitían al número dos bielorruso pegarlas muy planas e ir repartiendo el juego a ambos lados. "No saqué bien, intenté abrir ángulos pero las cosas no me salían porque las bolas me llegaban muy rápidas. En esa situación lo único que me quedaba era correr y darlo todo". Pero eso no bastó. España está al borde del abismo. Aunque parezca un tópico.

David Ferrer, sentado sobre la pista durante su partido frente al bielorruso Vladimir Voltckov.
David Ferrer, sentado sobre la pista durante su partido frente al bielorruso Vladimir Voltckov.EFE

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