Un reconocimiento tardío
David Ferrer debuta hoy en la Copa Davis ante Bielorrusia y como 'número uno' español
Tal vez haya sido sólo una casualidad, pero lo cierto es que David Ferrer ha debido entrar en el restringido grupo de los diez primeros tenistas mundiales para poder debutar, por fin, en el equipo español de la Copa Davis. Lo hará hoy, en el segundo partido, contra el número dos de Bielorrusia, Vladimir Voltchkov (292º del mundo), después de que Tommy Robredo abra la eliminatoria contra Max Mirnyi (13.00, La 2).
El valenciano estuvo ya convocado por el G-2 en 2005 en Italia, donde España disputó la permanencia en el Grupo Mundial. Sin embargo, Jordi Arrese y Juan Bautista Avendaño le mantuvieron en el banquillo a pesar de que parecía en mejor forma física y mental que otros jugadores. "Es cierto que tal vez podía haber debutado antes", confiesa Ferrer, de 23 años; "pero en España hay grandes jugadores donde elegir y es difícil entrar en el equipo. Me gustó estar en Italia y creo que fue un buen aprendizaje para mí".
A los 16 años estuvo a punto de dejar el tenis "porque no ganaba ni un partido"
Sin embargo, la llegada de Emilio Sánchez Vicario a la capitanía española y, básicamente, la lesión de Rafael Nadal en un pie han convertido a Ferrer en número uno del equipo. Es una responsabilidad que asume con naturalidad. "Lógicamente, estoy algo nervioso", reconoce quien ya ganó a Mirnyi en el torneo de París Bercy a finales del año pasado; "pero también muy satisfecho. Jugar la Copa Davis es un sueño que alberga todo jugador. Estoy aquí y quiero darlo todo y ganar un punto que sería muy importante para España".
"No sé si lo logrará. Pienso que sí", asume su entrenador, Javier Piles; "pero estoy convencido de que, cuando salte a la pista, se olvidará de los nervios y dará el ciento por ciento de lo que lleva dentro. Se ha estado preparando muy bien en las últimas semanas para afrontar este momento". Como siempre en su vida. A Ferrer no le han regalado nada. Ha sido uno de esos jugadores que ha debido irse ganando paso a paso todo lo que es actualmente.
Hubo un momento, a los 16 años, en que incluso se planteó abandonar el tenis, desesperado al comprobar que todo el esfuerzo que le suponía estar fuera de casa, entrenarse lejos de su familia, no le retornaba compensado en forma de buenos resultados. "Estaba francamente mal porque no ganaba ni un partido", confiesa, "pero ahora veo que habría sido un crimen". Cuando aquello ocurrió, Ferrer había decidido regresar a su casa, en Xàbia (Alicante), tras un largo periplo de aprendizaje que le había llevado a la escuela de la federación catalana, en Barcelona, y luego a la academia de Lluís Bruguera en Santa Coloma de Cervelló. Un último intento en la Equalité, de Antonio Martínez Cascales y Juan Carlos Ferrero, tampoco funcionó.
"En muchos momentos me había sentido muy solo", comenta Ferrer, "pero mis padres me ayudaron mucho. Y luego encontré a Javier Piles en Dènia y empezamos a trabajar juntos. Comencé a sentirme cómodo, a recuperar el gusto por el tenis". Y volvió a progresar. Su ránking mundial fue ascendiendo posiciones, llegaron los primeros éxitos (Masters nacional, superando a Àlex Corretja en la final), las primeras finales del circuito (Umag, 2002; Sopot, 2003; Valencia, 2005), los primeros títulos (Bucarest, 2004) y la confirmación de sus capacidades cuando el curso pasado llegó a los cuartos de final en Roland Garros. Pero la Copa Davis se le resistía.
"No para de progresar", afirma Emilio Sánchez Vicario, el capitán del conjunto español; "es un gran luchador. Siempre se entrega en la pista hasta el último aliento. Y en los partidos ofrece un plus de competitividad que le permite salvar situaciones muy difíciles. Ha trabajado mucho para poder llegar aquí. Y estoy convencido de que reaccionará como todo un top ten cuando se enfrente a Voltchkov".
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