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Reportaje:

Patinazo olímpico en la T-4

El equipo español llega a Turín sin unos esquís, tres tablas de snowboard ni siete maletas

España sólo tiene posibilidades reales de brillar en los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín, que se inaugurarán mañana, con María José Rienda en el eslalon gigante del día 24. Para el resto de la expedición no deja de ser un honor participar, aunque su actuación sea discreta. Pero todo se ha convertido antes de empezar en una pesadilla. El desastroso funcionamiento de la nueva Terminal T-4 del aeropuerto de Madrid-Barajas está amargando lo que para unos es su última oportunidad olímpica, para otros la primera y quizá para alguno la única. Tras un viaje ya lamentable el lunes, con tres horas de retraso, anoche, dos días después, todavía les faltaban tres tablas de snowboard, unos esquís, una mesa de enceraje y siete maletas. En realidad, no era extraño, según la situación general, porque las pérdidas de equipaje se han ido acumulando para gran número de viajeros. Los pequeños aviones de Iberia-Air Nostrum que cubren la línea Madrid-Turín tampoco han sido suficientes para desbloquear la enojosa situación.

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Ayer, a primera hora de la tarde, Jordi Font, que va a participar en el cross del snowboard, prueba que se estrena en los Juegos, esperaba en el aeropuerto de Turín con su técnico que al fin llegaran las maletas en el primer vuelo de los tres diarios procedentes de Madrid. "Faltan 17", decía. No hubo suerte porque ni siquiera les llegaron a muchos del medio centenar de pasajeros del propio vuelo. En el siguiente, que aterrizó con dos horas de retraso, apareció algo del equipaje perdido, pero no sus tablas. Horas antes ya decía: "Me voy a comprar ropa". Sólo iba con un chándal. Estaba allí, además, porque su prueba es el día 16 y no empieza a entrenarse hasta el sábado: "Los demás es que se están entrenando porque sus pruebas son ya...". Por ejemplo, Nuria Montaner, la esquiadora de baches en el estilo libre, que facturó en Barcelona y que no tiene nada de equipaje. Suyos son los esquís que faltan. Ayer le tuvieron que prestar unos y ropa para poder prepararse porque participará el sábado. Deprisa y corriendo, el COE va a tratar de comprarle unas tablas en la misma casa que surte al equipo italiano. El ex atleta Cayetano Cornet, jefe de expedición, aún plusmarquista español de los 400 metros, está desbordado de trabajo, según Font. El presidente del COE, Alejandro Blanco, llegó en el segundo vuelo de ayer y él no perdió su maleta.

Lo curioso es que el viaje convertido en peripecia pareció empezar de forma angelical la noche del lunes. Amabilidad exquisita en la T-4 con mostrador especial y sonrisas para la representación olímpica española. Los cinco esquiadores de fondo, los otros cinco de snowboard, Nuria y Luis Alberto Hernando, el guardia civil del biatlón... Sólo faltaban Rienda y las tres restantes esquiadoras alpinas, que llegarán hoy. Pero todo se empezó a torcer con el retraso de dos horas y, sobre todo, cuando los deportistas se dieron cuenta de que les dejaban en tierra sus tablas de snowboard, los esquís y hasta el rifle al guardia civil. Tras intermediar con el piloto, no hubo más solución que dejar maletas en tierra para meter el material porque no cabía todo y ahí empezó el desaguisado que aún continuaba anoche. Acabaron llegando a las Villas Olímpicas de la montaña, que están a dos horas de Turín, los 100 kilómetros que parten en dos los Juegos, a las cinco de la mañana.

El nuevo caso de las maletas perdidas recuerda al ocurrido en los Juegos de Atlanta 96, pero con distintos culpables. En aquella ocasión llegó todo el equipaje de la expedición española, incluido el del entonces presidente del COE, Carlos Ferrer Salat, que acabó indignado. Pero se perdieron en el aeropuerto por la primera de las muchas incompetencias de los organizadores estadounidenses. Aquí, en Turín, el problema ha sido de origen, en Madrid. La organización de Turín está cumpliendo. "Todo son amabilidades", reconoció el propio Font. La gran preocupación en la ciudad italiana, tras las manifestaciones y protestas de días anteriores contra la construcción de un túnel para un tren de alta velocidad o contra Laura Bush, es la seguridad. Y que Luciano Pavarotti pueda cantar sin problemas en la ceremonia de apertura.

Una acrobacia de la canadiense Veronika Bauer durante un entrenamiento.
Una acrobacia de la canadiense Veronika Bauer durante un entrenamiento.REUTERS

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