Costa, de la picota al timón del Espanyol
El brasileño, tras ser tratado por una nutricionista y perder cuatro kilos, ya es pieza clave
Dos meses y un intenso trabajo han bastado para que el brasileño inadaptado, con sobrepeso y diluido en el espeso juego con el que arrancó el Espanyol esta temporada se haya erigido en una referencia del equipo que hoy afronta en Montjuïc el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey ante el Deportivo (21.00, ppv). Eduardo Costa (Florianópolis, Brasil; 1982) las pasó canutas durante varias semanas. Hasta el extremo de que sacó a relucir su temperamento y se las tuvo tiesas con Miguel Ángel Lotina, el entrenador, antes de poder demostrar las credenciales por las que fue fichado.
"Ya lo quisimos el curso pasado. Es un centrocampista muy completo. De recuperación, pero con buena técnica y cualidades para jugar el balón en corto y en largo", le elogiaba el técnico vasco. Pero pasaban los días, el conjunto no respondía y cundían las dudas incluso entre los miembros de la sociedad inversora que financió los cuatro millones de euros que el Espanyol pagó al Marsella por Costa.
No se entendía con Ito. Tampoco pasaba por su mejor momento su compatriota Fredson. Nada favorecía la integración de Costa. Corrieron rumores -él se apresuró a desmentirlos- de que había llegado a borrarse de una convocatoria para jugar en Sevilla (1-1). Tres jornadas después, en la novena, pagó el exceso de nervios con su expulsión ante Osasuna. Tampoco le ayudó su exceso de kilos. Pero se puso manos a la obra. El club contrató a una nutricionista, Cristina Lafuente, que ya había trabajado con jugadores como De la Peña. Bajo sus directrices, el futbolista suramericano consiguió rebajar cuatro kilos y mejorar en uno de los aspectos en los que más flaqueaba: la velocidad y la movilidad.
Ante el Getafe consiguió su primer gol con la camiseta blanquiazul y, tras el partido ante el Málaga, hasta Lotina destacó su actuación: "Ha estado muy bien. Es del tipo de jugador que necesita muchos partidos para estar bien, a diferencia de otros, que precisan descansar entre encuentros para recuperarse. A Eduardo se le ve ahora fresco y muy a gusto". Ahora ya nadie duda de que Costa es una pieza fundamental y que puede complementarse sin problemas con Ito, Fredson, De la Peña o quien se tercie.
Ahora se vuelve a ver en él la proyección del jugador que, cuando pertenecía al Gremio de Porto Alegre y con sólo 17 años, ganó una Copa del Mundo sub 17 con la selección brasileña. Llegó a ser convocado también por Luiz Felipe Scolari para defender la canarinha en las eliminatorias para la Copa de América de 2001 y para la del Mundo de 2002 y fue llamado de nuevo por Carlos Alberto Parreira para la Copa Confederaciones en 2003. En el Espanyol, y máxime en partidos como el de hoy ante el Deportivo, en el que no podrá estar el lesionado Tamudo, Costa se ha convertido en una de las piezas clave.
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