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BIOLOGÍA | Clasificación de los seres vivos

Los biólogos revisan los últimos hallazgos para redibujar el árbol de la vida

Clemente Álvarez

Clasificar de forma correcta un ser vivo no sólo es relevante en el mundo académico, también puede tener serias implicaciones en la economía o en la sanidad. Un caso concreto: Phytophtora. Este pequeño organismo conocido como mildiu u hongo de la patata fue el causante en el siglo XIX de una terrible hambruna en Irlanda en la que murieron miles de personas y todavía hoy provoca grandes pérdidas económicas en todo el mundo al arruinar las cosechas de los tubérculos. Pues bien, a los agricultores que combaten esta plaga seguro que les interesará saber que se ha encontrado una explicación a su fuerte resistencia a los fungicidas; al contrario de lo que se creía, Phytophtora no es un hongo.

El 'hongo de la patata' ya no es un hongo, y las algas verdes y las rojas están juntas

Otro ejemplo: Pneumocystis. Se ha descubierto que este patógeno oportunista al que se relaciona con la muerte de enfermos de sida es, en este caso sí, un hongo, lo que abre nuevas posibilidades para su tratamiento. Estas son dos de las correcciones que aparecen en la nueva clasificación de los eucariotas publicada recientemente en The Journal of Eukaryotic Microbiology, una revisión de los hallazgos de los últimos años que redibuja por completo el árbol de la vida conocido hasta ahora.

El trabajo organiza los eucariotas, que son todos los seres vivos del planeta salvo las eubacterias y las arqueobacterias, en seis ramas o grupos evolutivos independientes, de los que afirma no conocer aún la relación de parentesco entre ellos. Cada una de estas grandes ramas correspondería a los reinos en los que se han venido separando las plantas, los animales y los hongos; sólo que el nuevo esquema modifica por completo todo lo anterior. Para empezar, el primero de estos seis grupos, Opisthokonta, engloba juntos a animales, hongos y varios grupos de organismos unicelulares flagelados. ¿Que en qué se parece un hongo a un animal? El trabajo considera que están más cercanos en la evolución entre ellos que con las plantas u otras formas de vida, pues ninguno tiene clorofila y ambos cuentan o han contado sus ancestros con células provistas de un cilio posterior sin bárbulas, como pueden ser los espermatozoides.

"Son muchos los científicos que aceptan la mayoría de las modificaciones que aquí proponemos, aunque existen divergencias entre dos posturas bien definidas en torno a los grupos Excavata y Chromalveolata", comenta Denis Lynn, investigador de la universidad canadiense de Guelph y uno de los 28 autores que firman el trabajo.

La rama del árbol denominada Excavata incluye a las pequeñas euglenas, que son unos organismos clorofílicos nadadores que pueden encontrarse en el agua de cualquier jarrón con flores. Primero fueron considerados algas, luego animales, y ahora se sabe que no son ni lo uno ni lo otro. También podrían incluirse otros protistas, pero éste es justamente uno de los puntos en los que hay controversia. En cuanto a Chromalveolata, abarca las diatomeas, las algas pardas y los dinoflagelados. En suma, los pequeños organismos unicelulares que forman parte del plancton marino.

Quizá pueda parecer irrelevante prestar tanta atención a estos seres microscópicos. Sin embargo, como destaca Ana Crespo, catedrática de Botánica de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, "estas formas son trascendentales para la vida pues la mayor parte del oxígeno del planeta no proviene de los bosques, sino del plancton". Hasta ahora, se ha distinguido entre los organismos del plancton que producían oxígeno (el fitoplancton) y los que no. No obstante, éste es otro de los puntos que el trabajo entiende que debe ser más estudiado.

En cuanto a los tres grupos evolutivos restantes, Amoebozoa reúne las amebas tradicionales y algunos mohos que viven en los lodos; Rhizaria engloba foraminíferos y organismos unicelulares presentes en sedimentos antiguos, en el agua y también en el plancton, y Archaeplastida comprende plantas vasculares, biofritos (musgos), helechos y algas rojas y verdes. Para Crespo, la curiosidad de esta gran rama que reúne todas las plantas es que junta las algas verdes y las rojas, pues estás últimas, que viven a mucha profundidad, muestran una biología tan distinta que se creían muy diferentes y habían sido relacionadas incluso con los hongos.

Estos seis grupos componen el nuevo árbol de la vida descrito en The Journal of Eukaryotic Microbiology, un nuevo esquema que todavía puede tardar en generalizarse. "La propuesta no va a ser debatida en ningún foro oficial, pero estoy seguro de que suscitará comentarios en los próximos años", detalla Lynn. "Además, todavía faltan evidencias en genética molecular para corroborar todos los resultados".

Si tradicionalmente se clasificaba un ser vivo por sus atributos morfológicos más evidentes y sencillos, este sistema no se ha mostrado muy fiable y puede resultar complicado, en especial cuando el tamaño de los organismos es reducido. Por ello, frente a esta visión de los sistemáticos tradicionales, ha ido consolidándose otra escuela que centra más la atención en las características genéticas de los organismos.

De hecho, como explica Crespo, existen propuestas en EE UU que contemplan incluso cambiar el nombre científico en latín de las especies por números y códigos que hagan referencia a su filogenética. "Se debe de buscar un punto de unión entre la morfología y la genética, y esto es justamente lo que realiza este trabajo para clasificar los seres vivos de acuerdo con su parentesco en la evolución", indica esta especialista en biología evolutiva. "Lo idóneo es utilizar la genética como arquitectura de la hipótesis del árbol de la vida y luego buscar caracteres morfológicos que demuestren que esta ruta es la correcta".

"Este trabajo no dice en realidad nada nuevo, pero constituye una muy buena revisión de todos los cambios descubiertos de forma reciente y que estaban dispersos", dice Crespo, quien además alaba el sistema empleado para organizar las especies sin utilizar clases, subclases u órdenes, lo cual permite introducir cambios sin tener que trastocar el resto del árbol.

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Sobre la firma

Clemente Álvarez
Es el coordinador de la sección de Clima y Medio Ambiente de EL PAÍS y está especializado en información ambiental, cambio climático y energía. Ha trabajado para distintos medios en España y EE UU, como Univision, Soitu.es, la Huella en La2 de TVE... Fue también uno de los fundadores de la revista Ballena Blanca.

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