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Reportaje:

"Quiero los mismos derechos que las mujeres maltratadas"

Un 'gay' atacado por su pareja con un hacha pide los recursos y ayudas que reciben las víctimas de la violencia machista

Ginés Donaire

"Soy un hombre maltratado por su pareja que ayer fue conducido a prisión por intentar matarme con un hacha. Estoy en la calle desde el lunes. Pido a las autoridades ayuda, ya que mi caso es uno más de maltrato. No tengo ropa ni casa. Estoy amenazado de muerte". Éste era el texto que podía leerse en la pancarta con la que Juan Manuel Castro Sánchez, un homosexual de 29 años, se concentró la semana pasada ante la Delegación para la Igualdad y Bienestar Social en Jaén para exigir tener acceso a los mismos recursos y ayudas que reciben las mujeres que son víctimas de violencia machista. La decisión la tomó después de que su ex pareja, Antonio R. D., de 44 años, ingresara el día anterior en prisión provisional por intentar agredirle con un hacha.

Castro fue despedido de su trabajo en un tanatorio nada más conocerse su caso

Este caso ha puesto al descubierto las lagunas legislativas y asistenciales existentes para los hombres que denuncian haber sido agredidos por sus parejas. Y es que Juan Manuel, un sevillano que llevaba 11 años viviendo con su pareja en Jaén, no encontró respuesta alguna al llamamiento desesperado que realizó ante la Junta de Andalucía y ante el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) para poder optar a los mismos recursos de que disponen las mujeres maltratadas.

"He vivido con esa persona 11 años, he sido como su mujer durante todo este tiempo, estamos registrados como pareja de hecho y llevo seis años aguantando malos tratos", declaró ese día Juan Manuel, que desde entonces se encuentra en paradero desconocido, según él, por el "miedo" a las represalias de su ex pareja y su núcleo familiar. "Sé que más tarde o temprano, acabará con mi vida", fue el testimonio aterrador del denunciante.

La consejera para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta, Micaela Navarro, declaró poco después de que este caso saliera a la luz pública que los homosexuales deben tener los mismos derechos que las mujeres víctimas de violencia. Sin embargo, lo cierto es que a Juan Manuel Castro no le ha quedado más remedio que emprender una huida hacia no se sabe dónde por el temor a volver a ser agredido. Y eso que el juez encargado de violencia machista en Jaén dictó una orden de alejamiento para que la familia del acusado guarde una distancia mínima de 300 metros de la víctima.

"Cuando una mujer es maltratada por su pareja, a las pocas horas está en un piso de acogida. Yo quiero lo mismo porque soy un maltratado que lo está pasando muy mal", indicó a la prensa Castro el día de su concentración ante la Junta de Andalucía.

Ante la falta de recursos de la Administración autonómica, Castro se dirigió al Servicio de Atención a las Víctimas (SAVA), donde se le ofreció información sobre los recursos a los que tiene derecho por ser víctima de un delito violento, pero no de los recursos específicos dirigidos a las mujeres maltratadas.

Pero ahí no queda todo. Además de ver cómo su anterior pareja intentaba acabar con su vida con un hacha -un ataque que le causó heridas leves en el cuello-, Castro contempló, impotente, como la familia de su anterior pareja cambiaba la cerradura de su casa y lo dejaba, con lo puesto, en la calle, iniciando entonces un peregrinaje por diferentes pensiones de Jaén. Por si fuera poco, Juan Manuel Castro fue despedido de su trabajo en un tanatorio nada más conocerse su caso en la prensa. "Me dijeron que era un lugar público y que no se podían permitir esos escándalos", manifestó.

A su ex pareja, que tiene antecedentes policiales por otros delitos, se le acusa de "destrozar la puerta de la vivienda y atacar" a su ex compañero sentimental, que, tras un forcejeo, logró arrebatarle el arma, según informó el Cuerpo Nacional de Policía de Jaén, que le ha imputado un delito de homicidio en grado de tentativa.

Castro aseguró que venía padeciendo un largo calvario desde hace tiempo con su ex pareja y que se agravó desde que, ocho días antes de la agresión, decidiera acabar con la relación. "Fue una situación que no aceptaba ni aceptará nunca", dijo. Castro termina su relato con una llamada a las autoridades: "Quiero los mismos derechos que las mujeres maltratadas".

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