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Un estudio alerta de la baja integración de los europeos residentes en la Costa del Sol

Un tercio de los extranjeros no se relaciona con los españoles "nunca o casi nunca"

Fernando J. Pérez

La percepción de que en la Costa del Sol los residentes europeos y los ciudadanos españoles viven de espaldas unos de otros no es ningún fantasma. Alrededor de un tercio de los inmigrantes del Reino Unido y del norte de Europa no se relacionan con españoles "nunca o casi nunca", además la mitad de ellos nunca lee periódicos españoles y la mayoría nunca ha votado en unas elecciones en nuestro país.

Así lo indica el estudio titulado Extensión y naturaleza de la integración de los inmigrantes europeos en la sociedad española, de Karen O'Reilly, profesora de Sociología de la Universidad de Aberdeen (Escocia, Reino Unido). La autora califica de "mínima" la interacción entre los españoles y el resto de los europeos en la Costa y opina que la integración sería mayor si "los extranjeros supieran y pudieran hacer lo que necesitan para ser ciudadanos legales en España".

El trabajo de O'Reill se terminó en diciembre de 2004 y está basado en un cuestionario y entrevistas a 340 personas en los municipios malagueños de Fuengirola, Mijas y Alhaurín el Grande.

Una de las premisas de la investigación de la profesora escocesa es que no se puede considerar a la población inmigrante como un conjunto homogéneo. Mientras en las zonas costeras predominan los residentes jubilados, en los municipios de la segunda línea costera y en el interior, cada vez se mudan más familias jóvenes con hijos. Estos nuevos residentes "pasan más tiempo relacionándose con españoles que los inmigrantes que viven en los municipios costeros".

O'Reilly explica la escasa integración social de los europeos por varios motivos. El primero es el hecho de que la mayoría de los residentes -a los que distingue de los turistas- son jubilados que al no trabajar no tienen la posibilidad de relacionarse con españoles. Y de los que trabajan, una gran parte lo hacen dentro de sus propias comunidades o en la industria turística. Las dificultades lingüísticas son otro factor de separación: el 60% de los encuestados apenas si conocen unas cuantas palabras en español y sólo un 20% puede mantener una conversación.

La mayor parte de las interacciones sociales de los extranjeros se producen con sus compatriotas. Casi el 40% de los encuestados tratan con amigos o familiares de su nacionalidad cada día, y el 75% lo hace al menos una vez a la semana. Los entrevistados por O'Reilly declaran tener una media de entre 16 y 18 amigos de su país en España.

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Aproximadamente la mitad de los participantes en el sondeo nunca van al teatro, leen periódicos o siguen programas de radio y televisión en lengua española. Además, su implicación política sigue siendo muy deficiente: apenas un 9% ha participado en elecciones municipales y europeas en España. En cuanto a su integración en la economía de la Costa, apenas un cuarto de los residentes están trabajando en España, proporción que aumenta al 40% en el interior.

La situación legal de los europeos en España es en muchos casos irregular. La mitad de los que respondieron a la encuesta carecen de permiso de residencia y sólo un tercio estaban empadronados en el Ayuntamiento.

La investigadora escocesa recomienda para facilitar la integración que la administración informe y ayude a los inmigrantes en su propia lengua sobre los aspectos legales que les afectan. También reclaman clases de español más económicas y buscar lugares y actividades de encuentro entre extranjeros y españoles.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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