Potencial
Shirley Chisholm, la primera mujer de raza negra en ser elegida al Congreso de Estados Unidos, tuvo lo siguiente que decir acerca de su país: "No mido a Estados Unidos por sus logros, sino por su potencial". Se entiende que Chisholm pretendía insinuar que aun cuando Estados Unidos había alcanzado mucho, todavía se podía hacer más. Esta visión también puede aplicarse a lo observado en América Latina durante los últimos 25 años: la región ha conseguido grandes logros, pero todavía encierra un gran potencial.
Si bien es cierto que la región ha avanzado en función de la estabilidad macroeconómica, dicho logro solamente le ha permitido alcanzar un crecimiento potencial alrededor del 3%. La pregunta es ¿cómo puede América Latina alcanzar las tasas de crecimiento observadas en otros países emergentes?
América Latina necesita aplicar reformas estructurales que incrementen la productividad de los trabajadores e incentiven los flujos de capital
En primer lugar, la aportación del empleo al crecimiento de América Latina ha sido positiva durante los últimos 25 años debido a su alto incremento anual (2,5% en promedio), considerablemente superior al poblacional (1,3%). Las principales razones detrás de este aumento son, por un lado, el incremento de la población en edad de trabajar (55% del total en 1980 frente al 64% en 2005) y, por otro, la mayor participación de la mujer en el mercado de trabajo (36% en 1980 frente al 47% en 2000). Sin embargo, según el Banco Mundial, la población en edad de trabajar como porcentaje del total ha alcanzado un máximo y se prevé que se mantenga constante hasta 2040. Por tanto, si el empleo ha de seguir aportando positivamente al crecimiento, es de vital importancia que se promuevan políticas que permitan el acceso de las mujeres a la fuerza de trabajo.
Finalmente, el problema más importante es el de la inversión y la productividad. Aunque la acumulación de capital ha tenido una aportación positiva al crecimiento (un punto porcentual por año), ésta es inferior a la observada en países como China (cuatro puntos porcentuales). ¿Por qué se invierte tan poco en América Latina? Porque la productividad es relativamente baja. En particular, su aportación al crecimiento ha sido nula durante los últimos 25 años. Por tanto, el mayor reto a futuro descansa en la aplicación de reformas estructurales que incrementen la productividad de los trabajadores e incentiven los flujos de capital hacia la región.
Miguel Cardoso Lecourtois es economista senior para América Latina del Servicio de Estudios del BBVA.
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