Una excelente versión del 'Réquiem' de Mozart
Continúan las Juventudes Musicales de Madrid sus actividades mozartianas en este año conmemorativo del 250º aniversario de Wolfgang Amadeus. Y escuchamos, en una atractiva versión, la Misa de Réquiem, "obra de una claridad luminosa", como escribe Giazzoto, pero entrañada en el contrapuntismo de Bach y Händel y punto final más o menos conflictivo de la increíble creación mozartiana, de vigencia permanente y continuada capacidad de sorpresa.
Este Réquiem ha provocado un sinfín de comentarios, sean analíticos, estéticos o anecdóticos, sin excluir la leyenda. Como siempre sucede con los pentagramas del genio salzburgués, cuando suena su música la admiración se torna asombro y la emoción gratitud.
Juventudes Musicales de Madrid
Solistas de Moscú y Coro de la Fundación Príncipe de Asturias. Solistas: A. Ezenarro, E. García Nieto, G. Hernando y C. García Ruiz. Director del coro: J. E. García Miranda. Dirección: Youri Bashmet. Auditorio Nacional. Madrid, 31 de enero.
"Siempre nos quedará Mozart", afirmó Luis Cernuda. Y es cierto, pues la belleza de su invención produce un impacto indeleble en nuestra conciencia. Y en su doliente y bien arquitecturado Réquiem se alcanzan cotas tan hermosas como en tantas y tantas páginas mozartianas, y ahí está el Lacrimosa que Youri Bashmet y su formación coral e instrumental tuvieron la caridad de bisar, al final del concierto.
Músico completo
Que el gran viola ruso Youri Bashmet es intérprete de excepción y músico completo es algo sabido, verdad incontrovertida y convocatoria segura resulta tan evidente como la proyección de estos dones en su grupo de Solistas de Moscú y el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias, cuya titularidad ejerce con maestría el asturiano García Miranda, a los que hay que sumar la aportación de cuatro refinados solistas: la guipuzcoana soprano Arantza Ezenarro, la mezzo segoviana Estefanía García Nieto, el galardonado tenor Guzmán Hernando y el bajo-barítono onubense Carlos García Ruiz.
Todos hicieron buena música hasta cumplir el empeño de enaltecer, en la debida medida, la altísima música de Mozart bajo la dirección sensible y conocedora del conductor Bashmet. Una jornada digna de recordar presidida por la reina Sofía.