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Reportaje:SIGNOS

El terror de la peste negra

Jesús Maeso de la Torre relata intrigas y amores prohibidos en 'La profecía del Corán'

A Jesús Maeso de la Torre, (Úbeda, 1949) le gusta el término polinovela. Lo prefiere al de novela histórica para referirse a sus obras. Porque sus libros contienen personajes verídicos de tiempos pasados. Hay espacio para amores de ficción, para conflictos humanos que sobreviven a todos los tiempos y para aventuras en búsqueda de un misterio que resolver. "Somos muy dados a reducirnos a etiquetas", sostiene el autor. Fiel a su estilo, su nueva obra, La profecía del Corán (Grijalbo), reúne elementos históricos fielmente representados, con nuevos enigmas creados en la imaginación del escritor. "Me gusta crear un clima de vértigo para atrapar al lector".

Para este último trabajo, Maeso de la Torre ha viajado en el tiempo hasta el siglo XIV, a los reinados de Alfonso XI y Pedro I el Cruel, una etapa que le interesa por múltiples razones. La fundamental fue poder ahondar en los efectos en los personajes de una pandemia como fue la peste negra, que, entre otros, se llevó la vida del primer monarca. "Quería analizar cómo reacciona el género humano ante esa indefensión que provoca una gran enfermedad", asegura el autor.

En ese escenario de muerte, Maeso de la Torre ubica a los personajes principales. Yago Fortún, un licenciado en medicina que recala en Sevilla, una ciudad donde al terror colectivo de la peste se le llamó la descarná. Uno de sus primeros trabajos es sanar a Zubaida, una joven nazarí, que permanece como rehén del rey de Castilla, de la que no tarda en enamorarse, al mismo tiempo que ella le va desvelando secretos que marcarán sus destinos. Ella le ruega que la ayude a buscar un perdido libro del Corán, mientras se enfrentan a una pasión prohibida. "La novela surge también del choque entre dos credos, del enfrentamiento de grandes civilizaciones, que es algo que se mantiene en la actualidad".

A Yago lo dibuja como "un buscador de la verdad y del conocimiento". A Zubaida, como "una luchadora que ha sufrido en sus carnes el exilio y que, en ese alejamiento de Granada, aprende a ser más comprensiva con el mundo masculino y cristiano". Maeso de la Torre quiso usar la figura de la nazarí "como un símbolo de la metáfora de la lucha de la mujer a lo largo del tiempo".

Y, en medio de la búsqueda de un libro lleno de respuestas esperanzadoras para un sinfín de enigmas y de los abrazos y besos imposibles entre dos religiones y culturas enfrentadas, el autor reflexiona también sobre la colisión entre el progreso y el fanatismo, la ceguera que evita los saltos adelante para mantener las tradiciones.

Literatura como placer

Maeso de la Torre, quien en sus anteriores trabajos como La piedra del destino, El Papa Luna o El auriga de Hispania, ya había contado historias de misterios envueltos entre personajes y escenarios de la Historia, reconoce que no le interesan las biografías. "Prefiero que los reyes, herederos, religiosos y caballeros históricos sean figurantes del relato, el trasfondo de las historias, que permanezcan siempre en segundo plano". Y, sobre todo, desea que el lector disfrute a cada página. "Busco el tono impaciente, las imágenes proféticas, los grandes secretos. Quiero evitar la indiferencia. Por eso juego con el clima de vértigo porque entiendo la literatura como un placer, un deleite y un entretenimiento", sostiene.

En esa misma línea, el escritor ya tiene listas dos nuevas novelas que juegan con las mismas intenciones lúdicas e históricas. La cúpula del mundo repasará el reinado de Alfonso X el Sabio a propósito de una trama de inteligencias medievales que querían elevar al monarca a la categoría de emperador de emperadores. En El sello del algebrista, retratará a un judío español en su viaje entre Asia y África en el país de los aromas. Ambos libros están prácticamente listos.

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