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Reportaje:BALONMANO | Campeonato de Europa

Un brazo que lanza a 117 km/h

Fis se escapó de Hungría, adonde le había enviado Cuba para curtirse, con el fin de jugar en España

Las cosas nunca han sido fáciles para el lateral de origen cubano Julio Fis. Y, sin embargo, siempre puede vérsele con una ancha sonrisa. Se siente afortunado. "Lo soy", asegura; "nunca habría imagido que podría vivir como vivo". A sus 31 años, Fis, natural de Felicidad de Yatera, un pueblo de 5.000 habitantes al lado de Guantánamo, tiene contrato por tres años con el Ciudad Real, posee la nacionalidad española desde marzo y juega con la selección campeona del mundo.

"Tengo motivos para ser feliz", insiste. No le preocupa que Juan Carlos Pastor haya confiado poco en él hasta ahora y sólo le haya dado entrada unos pocos minutos en los primeros partidos del Campeonato de Europa: "Lo importante es el equipo. Yo estoy para ayudar". Pero en tan escaso tiempo Fis realizó un lanzamiento a 117 kilómetros por hora, el más veloz del torneo hasta el momento. Precisamente, la fuerza de su disparo es lo que le llevó a la selección de Cuba; al Elektromos, de Hungría, y al balonmano español.

"Cuando había un robo

Su historia comenzó en precario. En una familia con recursos mínimos, Fis debió buscarse pronto la vida para llevarse algo al estómago todos los días. Para él, todo cambió cuando a los ocho años entró en un centro de tecnificación deportiva y, como muchos otros niños, pasó a depender por completo del Estado. Le dieron una formación integral. Sólo veía a su familia de forma esporádica. Tenía doce cuando decidió que el balonmano sería su deporte. Y a los 16 pasó a la Escuela Superior. Hasta que le llevaron al centro de Cerro Pelado, en La Habana.

"Allí conocí a Fidel Castro", recuerda; "la verdad es que, cuando le tienes delante, te impresiona por su estatura y su personalidad. Venía a vernos a menudo. Sabe lo importante que es el deporte para la imagen de Cuba". Fis convivió allí muchos años con Rolando Uríos, ahora pivote de la selección española, y pasó por momentos difíciles que ahora recuerda divertido: "Venía de un pueblo y me avisaron de que los habaneros eran peligrosos. Pero, con el tiempo, me convertí en uno de los más veteranos e impartía justicia con un machete. Cuando había un robo, lo clavaba en la mesa y decía: 'Que salga ahora mismo el culpable'. Creo que asustaba, aunque sería incapaz de matar una mosca".

Sin embargo, su instante crucial llegó a los 25 años, cuando Cuba le mandó a Hungría para que se fogeara en el Elektromos. Estuvo en él tres temporadas, hasta que en 1999 decidió desertar e irse a España. "Fueron momentos difíciles. El Bisadoa me ofreció un contrato, pero no había manera de conseguir el visado. Estuve tres días escondido en un piso, esperando que mi contacto confirmara que podía viajar. Al final, la embajada española, bajo presión del Bidasoa, me abrió la puerta y viajé a Madrid".

En la capital española le esperaba el delegado del Bidasoa, que le hizo firmar su primer contrato. "En Hungría cobraba 400 euros al principio y luego 800. En Irún, 3.000. Así que me sentía millonario". Estuvo en Guipúzcoa dos años. Luego, fichó por el Ciudad Real, se fue al Kiel, alemán, y regresó a España para jugar en el Valladolid, donde estuvo tres temporadas con Juan Carlos Pastor: "Fueron maravillosas. Nunca olvidaré los dos primeros títulos: la Copa Asobal y la del Rey. No querían extranjeros, pero apostaron por mí. Y no defraudé: marqué más de 500 goles en dos cursos".

Aquello le valió un contrato por tres temporadas en el Ciudad Real, su nacionalización y la entrada en la selección española. "¿No tengo motivos para ser feliz?", plantea; "he podido comprar casas a mis hermanos y a mi padre y sé que ahora viven bien. Lo único que me falta es viajar a Cuba para abrazarles. Espero hacerlo el próximo verano". Su sueño es coger el avión como flamante campeón de Europa.

Fis intenta lanzar a portería ante la oposición del francés Dinart, en el partido del sábado.
Fis intenta lanzar a portería ante la oposición del francés Dinart, en el partido del sábado.ASSOCIATED PRESS

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