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Óscar Molina despliega en Vitoria una selección de sus 'haikus' fotográficos

La exposición recoge cerca de 80 imágenes en pequeño formato del autor madrileño

La Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria (Paseo de la Florida, 9) presenta hasta el próximo 12 de marzo Fotografías de un diario, el resumen íntimo que el fotógrafo Óscar Molina ha realizado de su experiencia vital. La muestra recoge una serie integrada por 77 imágenes en pequeño formato, un recorrido paralelo al de su creación fotográfica, que comenzó a principios de los años noventa y con el que pretende captar esos momentos que en apariencia son triviales, pero que al final cautivan por su inocencia.

La muestra de Óscar Molina (Madrid, 1962) son retazos de una vida, casi sin pretensiones, pequeños fragmentos de lo cotidiano que, poco a poco, logran ir enganchando al visitante, quizá porque se pueden considerar, como apunta Alejandro Castellote, haikus en imágenes, que sorprenden por su urgencia, por su sinceridad. Castellote, quien fuera director de las primeras ediciones de la muestra PhotoEspaña, destaca en la introducción del catálogo de la exposición la ausencia de pretensiones que tienen estas fotografías. Y es cierto: ni siquiera en el tamaño, hoy que se acostumbra al empleo de los grandes formatos y a la utilización de las últimas tecnologías.

Además, Óscar Molina ha elegido el blanco y negro para sus microimágenes, que se presentan desnudas, acompañadas en alguna ocasión de una frase casi siempre críptica. De ahí la comparación de Castellote con los fugaces poemas japoneses.

"Son imágenes que hablan en voz baja, como susurros de luz, de tiempo, en las que invito al espectador a escuchar ese silencio", comenta Molina, quien insiste en que en todo este trabajo pretende huir del "instante decisivo" que tantas veces se ha asociado al arte de los fotógrafos.

Las imágenes expuestas en Vitoria recogen paisajes urbanos, como esa gran montaña de escombros a cuya presencia asiste sorprendida la frágil figura de una joven. O momentos íntimos, como la silueta de una mujer cubierta por un paraguas que contempla el atardecer desde la pista de un aeropuerto.

Un archivo de 4.000 fotos

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Son fragmentos de la realidad que ha contemplado el fotógrafo madrileño "cazados" siempre sin pretensiones de trascendencia. No en vano, lo que se presenta en Vitoria supone apenas una pequeñísima selección de un archivo formado por 4.000 instantáneas, que surgió, precisamente, cuando Molina abandonaba su actividad profesional. "Empezó a existir en el momento que dejé de salir a hacer fotografías y empecé a hacer fotografías cuando salía", explica.

La experiencia que se viene presentando en distintas salas desde 1998 no ha terminado. De momento, Molina, que cuenta con obra expuesta en el IVAM de Valencia o en el Artium, ha publicado un libro que recoge una selección de estos pequeños poemas gráficos, prologado por su colega Javier Vallhonrat, quien califica así este trabajo: "Son fotografías que abren la puerta a la comprensión de una cualidad de la vida, la de ser inaprensible".

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