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Reportaje:

Un suspenso que no es un fracaso

El colegio de la Ciudad de los Muchachos valora su labor de integración pese a la mala nota que obtuvo en el examen de primaria

Un kilómetro de distancia separa en Leganés al colegio público Jacinto Benavente del concertado Ciudad de los Muchachos (Cemu). Les aparta un kilómetro de distancia y también la diferencia entre sacar un 8,21 en el examen que en mayo evaluó a los estudiantes de sexto de primaria y sacar un 3,95. El Jacinto Benavente quedó en el segundo lugar de la clasificación y fue el mejor centro público de todos. En el otro extremo, los chicos del Ciudad de los Muchachos quedaron, de un total de 1.158 centros, en el puesto 1.115. Su nota fue la peor de todos los colegios concertados de la región, excepto la capital. En dictado sacaron un 1,33; los del Jacinto Benavente, un 7,10.

El consejero de Educación, Luis Peral, visitó ayer el colegio Jacinto Benavente (que tiene un 30% de inmigrantes) para felicitar a su directora, Carmen Vela, y a todos los profesores. "Éste es un ejemplo de buena práctica de la enseñanza pública en España", recalcó el consejero. Hubo apretones de mano, visitas a las clases y un aperitivo.

Mientras, a un kilómetro de distancia los profesores del Ciudad de los Muchachos están "hundidos". El hecho de haber sacado un 3,25 en el examen de sexto de primaria ha sido un auténtico mazazo.

"Aduana", advierte una señal de tráfico a la entrada del Ciudad de los Muchachos, el emblemático colegio-internado fundado hace más de 25 años por el Tío Alberto, convaleciente ahora de una reciente hospitalización. "Cuando nos enteramos de que habíamos sacado la peor nota, el claustro de profesores se vino abajo. Hubo enfado, desencanto", explicó el director, Miguel Ángel Arroyo.

En el Cemu estudian 240 alumnos, la mitad inmigrantes. Hay una mezcla entre estudiantes de Leganés y chicos procedentes "de familias desestructuradas", según Víctor Fernández, jefe de estudios. "Nuestro proyecto educativo se basa en la integración. ¡Si hubiesen hecho un examen de convivencia, hubiésemos sacado un sobresaliente!", se queja Pepe Pasamar, secretario general de la Asociación Ciudad de los Muchachos.

El Cemu está ahora de moda por el estreno de la película Volando voy, de Miguel Albadalejo, que recrea la vida de Juan Carlos Delgado, El Pera, que con nueve años tenía en jaque a la Guardia Civil y que se rehabilitó en este colegio.

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El Pera no ha sido el único chaval conflictivo que ha pasado por el Ciudad de los Muchachos. Sus profesores son los primeros en admitir que el centro es "un hospital de enfermos terminales". Servicios Sociales del Gobierno regional les envía a los chicos que han sido incapaces de integrarse en otros centros. Hay adolescentes que llegan al Cemu cuando llevan tres años sin pisar un colegio. "Aquí llegan los peores casos. Así es imposible conseguir una buena nota media; pero nos importa más poder sacar a esos chicos de la calle. Nos basta con que sepan escribir una carta a la novia, que puedan comprar patatas sin que les timen y que sean buenas personas", explican desde este centro.

"¡Es que la mujer que nos examinó dictaba muy deprisa!", se justifican los niños de la clase. "Le dijimos: '¡Pare, vaya más despacio!'. Pero ella dijo: 'Yo sigo. Y no lo vuelvo a repetir'", contó ayer Luisete, uno de los alumnos. Unos y otros explicaron que se perdieron en el dictado, que no se acordaban de las palabras y que, entonces, desistieron. En esta clase, que obtuvo una media total de 3,95 en el examen, hay 26 alumnos, de los que 10 son inmigrantes y seis son internos. Hay uno que quiere ser "director de banco", otro prefiere "tener un taller para tunear los coches", hay dos futuros doctores y una "peluquera y mecánica".

Los maestros del Cemu creen que su trabajo no lo puede baremar ninguna nota. Son conscientes de que la tarea es dura. Aún se acuerdan de "Manolito, El Canario", un chico de 13 años que en octubre de 1990 se dedicó a disparar desde el interior de la escuela con una carabina. Uno de los balines rompió una ventana de un colegio cercano, atravesó una clase con alumnos y se incrustó en la pared. Afortunadamente, no hubo heridos.

Siempre hay casos de chicos con problemas. El pasado 9 de enero llegó al Cemu un niño de ocho años. Los profesores de su anterior colegio no podían con él. Siempre quería ser el líder, tenía crisis de ansiedad, se autolesionaba, tocaba el culo a las niñas. "Lleva dos semanas interno y, de momento, no nos ha dado problemas", explica el director.

"A los colegios que han sacado las peores notas hay que apoyarles para que mejoren los resultados. Una parte del esfuerzo le toca también al claustro y a los padres, que tiene que apoyar el trabajo de esos profesores", señaló ayer el consejero Luis Peral. Su visita al mejor colegio público desató las criticas de oposición y sindicatos. La Plataforma por la Escuela Pública de Leganés emitió un comunicado recriminándole "su olvido" de centros como el Cemu.

"El consejero está haciendo una campaña para legitimar su evaluación de sexto. El examen no se puede repetir en los términos que se hizo", denunció desde el PSOE el diputado Adolfo Navarro. Paco García, portavoz de Educación de CC OO, señaló que "no se puede hacer un mal examen para sacar un ranking de centros. Es inadmisible que en mayo vuelva a repetirse la prueba. Desde el sindicato estamos estudiando su impugnación". El concejal de Educación de Leganés, Alarico Rubio (IU), calificó la visita de "promoción e ir a hacerse la foto".

En el Cemu, ajenos a la polémica, están orgullosos. "Trabajamos con los peores casos de la región, pero nunca hemos tenido agresiones", concluyen.

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