Miedo al qué dirán

Elena, mujer que pesa 120 kilos, y Toni, un chico guapo, protagonistas de Gorda, de Neil LaBute, se conocen en una pizzería. Él no encuentra dónde sentarse, ella le hace sitio a su lado y acaba proponiéndole una cita.

Toni (Luis Merlo) acaba de romper con Blanca, una compañera de trabajo que está como un tren. No se entendían. Acepta la cita con la gorda Elena (Teté Delgado) porque es divertida y porque siente que tienen algo en común. Àlex (Iñaki Miramón), confidente de Toni, es el cuarto en discordia: un malintencionado con gracia. Cuando ve que la nueva relación sentimental de su amigo va en serio, intenta destruirla. "Eres un tío guapo, con éxito...", le dice. "No sé cómo puedes coger esos dones que Dios te ha dado y mearte en ellos. Noé no mezcló monos con antílopes. Ve con los de tu especie". Blanca le hiere más, si cabe: "Espero que lo vuestro sea un rollo puramente maternal. Porque si no, sería repulsivo".

Las obras de Neil LaBute son un espejo de malas costumbres. Enseñan mostrando el error. Ésta nos dice algo sabido: la opinión ajena determina nuestras decisiones, y la obesidad, la vejez, la minusvalía producen pánico. Gorda es una comedia, pero su molde último son las moralidades medievales. La pareja protagonista no consigue sacar su amor adelante. Blanca (Lidia Otón) es una alegoría de la belleza vacía. Àlex, un demonio instigador; Elena, la contrafigura de la princesa prometida, y Toni, el héroe que emprende un camino iniciático, y fracasa. LaBute cuenta poco más. Sus chistes verbales son buenos, picados, y los actores hacen diana con ellos. Tamzin Townsend, la directora, les saca partido.