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Sonia Braga vuelve a casa

Juan Arias

Inmortalizada por el filme El beso de la mujer araña, basado en una novela de Manuel Puig, la brasileñísima actriz Sonia Braga, para quien Caetano Veloso creó Tigresa, símbolo de la sensualidad y de la belleza de este país, vuelve a su casa, en Río de Janeiro, tras su larga aventura en Hollywood, a donde fue en busca de gloria. No vuelve derrotada, porque Sonia renace siempre de las cenizas, pero sí desilusionada porque allí, dice, les interesaba sólo su belleza latina y tropical, más que su talento teatral y cinematográfico, que siempre demostró. "Me di cuenta de que en el cine americano me daban sólo papeles de madres y abuelitas. Me sentía infeliz y me vine", afirma. No es que estuviera inactiva en el cine y en la televisión americana, donde hizo 15 películas y varias miniseries, sino que la incomprensión para no aceptarla como estrella, la llevó a una dura y larga depresión, de la que ha salido a flote. Ahora, en Niteroi, a un paso de Río, en un pisito casi sin muebles, pero abrigada por el cariño de su hermana Maria, un genio de la comunicación, queda a la espera de acontecimientos. ¿Acabará Brasil reconociendo el genio de una actriz que lanzó al mundo el cine brasileño? "Pase lo que pase, seguiré siempre hacia delante con la cabeza bien alta", dice la mujer cuya belleza y sensualidad hicieron soñar a toda una generación.-

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