Un equipo ciclista "navarro" en París

"Que nadie olvide que somos el equipo navarro de toda la vida", advierte José Miguel Echávarri, con el eco de su voz amortiguado por unas gruesas alfombras. Lo proclama Echávarri, que puso en marcha en 1980 el Reynolds, que se llamó Banesto en 1990, fue Illes Balears en 2004 y desde ayer y al menos hasta 2010 será Caisse d'Épargne (Caja de Ahorros), en la presentación del curso.

La precisión de Echávarri era necesaria no sólo desde el punto de vista geográfico, pues el acto, gran patrocinador francés obliga, tuvo lugar en un hotel de lujo en la calle más chic de París, a dos pasos del Ritz, sino también, y sobre todo, dados los tiempos que corren para el ciclismo, por su función filosófico-sentimental.

El equipo que dirige desde el coche Eusebio Unzue, ha sufrido en los últimos años una transformación brutal. Acelerada. Al ritmo que desea marcar la quimera del ProTour. Sólo cinco de sus 28 corredores -20 españoles, cuatro franceses, tres rusos y un italiano- pertenecían a él hace tres años: el ruso Karpets, el cántabro Gutiérrez, el madrileño Lastras y los navarros García Acosta y Zandio. Y sólo los tres últimos pasaron por su cantera, antaño la mejor de España y hoy desaparecida. "Son las obligaciones del ProTour", explica Echávarri; "hay que ser globales y tener un grupo grande y efectivo para atender todas las necesidades".

Y por eso, ante el equipo de aluvión, en los tiempos en que se fichan ciclistas formados y no para formarlos, la necesidad del recordatorio: "Somos el equipo navarro".

El destinatario principal de la definición es Alejandro Valverde, el líder, el más carismático del pelotón español, el murciano sonriente que se presentó ayer en una pasarela de un París frío y gris y sueña con otro caluroso y brillante en julio, al final del Tour. Porque ser del equipo navarro significa marchar por el camino que pisaron Pedro Delgado y Miguel Indurain, quienes antes que él se hicieron grandes en Francia.