Un habano humeante

Se cumplió la promesa de su debut (3 guys walk into a bar, Sonifolk). Créanlo: en directo, Overproof escupe fuego. Como corresponde a tipos de tal calibre, entre el público había muchos colegas, desde el productor Javier Limón y el tocaor Niño Josele a miembros de la colonia madrileña de músicos caribeños. Unos detectaban allí ecos de Robert Fripp, otros hablaban del reflejo antillano de Cream.

Para Octavio Kotán, autor de la mayoría del gomoso repertorio, Overproof es la continuación de Cotán y su Timba Rock. En verdad, se trata de un proyecto bien neoyorquino.

Más allá de las etiquetas, brotan los superlativos. Kotán posee gran lirismo pero, con su pedalera, despliega un arco iris de recursos tímbricos. Rodríguez es un gran acompañante que desemboca naturalmente en carnosos solos con gua-gua. Y lo de Ameen resulta prodigioso: un implacable motor rítmico que, por arte de magia, puede materializar toda una sección de percusión latina. Al final, justamente satisfecho, Ameen encendió un grueso habano. Alguien de la sala le advirtió de que eso está ahora prohibido: en la España de la ministra Salgado, ni siquiera los titanes del latin-funk-rock-jazz pueden permitirse ese premio.