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Reportaje:

Las sendas del 'metal euskaldun'

Los nuevos grupos aportan variedad musical y temática a la oferta del 'heavy' cantado en euskera

Una vez desvanecidos los arreones punkis del rock radikal uno de los tópicos más estrechamente asociados al rock vasco es el que le vincula con enrabietados textos en euskera, entre la insatisfacción y la protesta, y una reducida paleta de ritmos heredados del heavy. Este estereotipo se resquebraja al escuchar las últimas entregas de grupos adscritos al metal euskaldun. Ya no se suceden sólo letras combativas y en lo musical las pretensiones van más allá de emular a Etsaiak, Su Ta Gar, gran referente autóctono del género, y demás músicos que en los 90 desbrozaron el camino principal a los nuevos grupos de metal del siglo XXI.

"Toda esa parte ya se ha superado un poco, y las bandas están haciendo cosas más modernas desde que surgió Jousilouli con su mezcla de hip hop y su gusto por Wu-Tang Clan y cosas así", ratifica Patxi Goñi, responsable de Gor Diskak, discográfica que cuenta en su catálogo con Berri Txarrak, Su Ta Gar, Lor y los propios Jousilouli. "Aunque a la gente que no le guste el metal todo le suene a lo mismo, sí hay mucha variedad", corrobora Ritxi Aizpuru, de Oihuka, quien insisten en que abundan las bandas empeñadas en exhibir sus rasgos distintivos.

Muchas discográficas intentan tener al menos un grupo de 'metal' en su catálogo

La unión de recursos electrónicos y metálicos es la opción de Muted en Sarean (Oihuka), trabajo que cuenta con programaciones, guitarras recias y una voz que se atreve a rapear. Otra peculiaridad del debut de este sexteto de Abadiño es que la mayoría de sus canciones tratan de desamor y problemas de pareja e incorporan influencias reconocibles del techno de los 80.

El sello Metak también sitúa en la "vanguardia metalera" a Eraso!, y se refiere con términos como "tormenta", "guitarras atronadoras" y "ritmos firmes" a Kontra, un cuarto elepé en el que el cuarteto afincado en Zarautz aboga por la libertad de expresión, plasma desasosiego e incluye llamadas a sortear el maltrato doméstico. El grupo navarro Berri Txarrak tampoco se conforma con ceñirse a los patrones clásicos y lleva su quinto disco, Jaio. Musika. Hil. (Gor), mezclado en Kansas y masterizado en Nueva York, a la frontera entre el hardcore y el metal.

Lor ha publicado Bakoitzari berea (Gor), un segundo trabajo en el que tienen gran peso las melodías, hasta el punto de que el cuarteto de Elorrio es presentado por Patxi Goñi como "la versión más pop" del género. Y Baga-Biga Produkzioak, representantes de Bidebat, llaman la atención sobre el sonido de las guitarras en Iluntzean (Gaztelupeko Hotsak), su estreno. Aseguran que el cuarteto de Arrigorriaga se ha servido del delay "de una manera en que ninguna banda de metal de Euskal Herria había utilizado ese efecto".

Quien sí se ha ceñido a los parámetros más clásicos ha sido Asgarth, cuyo nombre, inspirado en la mitología escandinava, también remite al componente épico y fantástico asociado a las más conocidas bandas heavies internacionales. Garrasia (EDG Music-Maldito), su cuarta entrega, es un disco de heavy metal ágil, melódico y blindado por robustas guitarras que permiten a sus editores anunciarlo como el más rockero del quinteto donostiarra.

Clásicas son también las reminiscencias de Idi Bihotz, quinteto bilbaíno que cuenta con la soprano Maite Itoiz y con el teclista John Kelly, miembro de The Kelly Family, en uno de los temas de Odola sutan (Oihuka), un quinto disco en el que prescinde de colchones de teclado, se aleja del power metal y endurece su propuesta sin renunciar a la melodía. Buitraker suma elementos del metal a otros pop rock, techno y rap en su tercer disco, Urrezko kabiak (Washyourneck), y Desoreka los incorpora al funk en su estreno para Gaztelupeko Hotsak.

Con estos lanzamientos se renueva y revitaliza una escena que no ha perdido su atractivo, como demuestra el que muchas discográficas procuran contar con al menos un representante en su catálogo. "El metal tiene un público muy fiel que permite mantener un mínimo de ventas, aunque el problema puede ser que muchas veces escucha la música desde otras fuentes que no son los discos. Bajada de Internet, por ejemplo", apunta Ignacio Casado, delegado de la Sociedad General de Autores (SGAE) en la comunidad autónoma.

De su lado, Ritxi Aizpuru resalta que el metal euskaldun "tiene mucho peso en el mercado vasco, y su salud va a ser cada vez mejor" y hace hincapié en que el nivel técnico de los músicos ha aumentado de forma significativa. "Las bandas metaleras se lo curran mucho más que las punk rockers, que son menos generosas en punteos y maestrismos varios, mientras que el metal siempre ha tenido el punto de ser habilidoso con la guitarra", explica el director de Oihuka.

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