El hotel de los infieles

Nos hemos acostumbrado (o no) a que los actores y presentadores hagan publicidad de productos en medio de sus programas. Pero lo del miércoles fue una insólita coincidencia, el sueño realizado de ese ser mítico que llamaremos el Gran Publicista. Veamos el caso. Uno de los dos reportajes de 1 Equipo (Cuatro) iba sobre los celos. Los reporteros preguntaron sobre el tema a una vidente y a un detective privado, visitaron una tienda de artilugios para vigilar a tu pareja las 24 horas del día y un "hotel para infieles". Pablo Carbonell estaba pasmado ante las instalaciones de la habitación: cama de agua, jacuzzi para cuatro, piscina privada con cascada de agua, muebles de diseño, total discreción... Se acaba el programa y cambio de canal. En la serie Aquí no hay quien viva (Antena 3) hay un episodio de celos entre las dos parejas homosexuales. Mauri y Bea ponen a prueba a Fernando y Ana y les tienden una trampa. ¿Dónde es la cita doble? ¡En el mismo "hotel de los infieles"! Los actores exhiben, muy bien colocado, el logo del hotel en las almohadas y albornoces. Se bañan en el jacuzzi con abundante espuma, se pillan in fraganti en la cama, se pelean, etcétera.

Imagino que después de esto las reservas del hotel madrileño -bastante conocido, por lo demás- estarán completas. Seguramente lo de la serie es publicidad no muy subliminal. Lo de Carbonell, un reportaje periodístico contaminado por el azar. Y hasta este artículo cae sin querer en el juego. Lo del marketing está ya tan enquistado en los medios de comunicación que estamos perdiendo toda noción de diferencia. En Aquí no hay... han dado una vuelta de tuerca a la sangría de los SMS y proponían a los espectadores un "test de personalidad para saber con qué personaje de la serie se llevaría mejor". Hay gente para todo. Muchos zapean en la publicidad, pero quizá esperan un poco mientras ven a los personajes de ficción. Hay coincidencias e impulsos que nos llevan de un sitio a otro. Zapeamos para ir construyendo nuestra propia película mental. Publicidad incluida... Y un demiurgo del marketing que lo controla todo.