Un bálsamo sobre puntas

La bailarina María Giménez (Madrid, 1971) vuelve al Teatro Arriaga a bailar Giselle, pero en circunstancias bien distintas. En mayo de 1990, interpretó por vez primera un fragmento de la obra sobre su escenario con el Ballet de Víctor Ullate en el programa especial de conmemoración del centenario del teatro bilbaíno. Hoy y mañana, será otra vez la campesina Giselle, pero en la obra completa que interpretarán los bailarines de su propia compañía bajo su dirección. Su versión de Giselle, título imprescindible del repertorio clásico con el que el ballet romántico llega a la cumbre, quiere ser más artística que técnica y convertirse, dijo ayer, "en un canto al amor y al perdón, un bálsamo para el alma".

La compañía quiere estrenar su segunda producción el próximo octubre

Giménez, Premio Nacional de Danza 1998, estrenó su Giselle, una adaptación que ha respetado los límites más tradicionales, el pasado noviembre en Madrid. Fue el inicio de la andadura de su compañía Ballet Clásico Arte 369, que tomó el nombre de la escuela de ballet que dirige desde hace tres años en dicha ciudad, con la que cubrió el hueco dejado por la larga ausencia de una compañía de danza clásica en España. "La compañía es la continuidad natural de la escuela. Quiero que tenga una identidad por ella misma, no porque yo bailo o la dirijo", explicó.

La Giselle de Giménez ha querido llegar a "la esencia" y resumir su experiencia en los roles más importantes del repertorio clásico, desde La bella durmiente a El lago de los cisnes. "Giselle me permite sentirme yo misma en el escenario", confesó. La bailarina y directora de la compañía cree que es por su carácter idealista y por el fondo de una obra que resulta cercana al público al hablar de la traición y la generosidad con los seres amados. "Giselle hace que el espectador olvide lo externo para recuperar, aunque sólo sea por dos horas, la belleza, la armonía y la fuerza de nuestro sentimiento más grande, que es el amor".

La directora de Arte 369 aseguró que "después de 16 años sin compañía clásica en España las nuevas generaciones de bailarines han surgido con fuerza e ímpetu". Después de realizar audiciones a más de 400 aspirantes, consiguió reunir a un total de 34 bailarines para componer la compañía. De ellos, sólo dos son extranjeros. Su primer bailarín es el vasco Mikel Larrabeiti.

Giménez eligió Giselle para la presentación de su compañía porque el ballet requiere la intervención de todo el elenco para crear la atmósfera que requiere la historia. La directora quiso una obra del repertorio clásico, abordada en todos los detalles de manera tradicional, que exigiera un elevado nivel técnico y obligara a los bailarines a desplegar sus facetas artísticas, menos desarrolladas, reconoció, "simplemente, porque no han bailado".

Ballet Clásico Arte 369 lleva ya una treintena de representaciones de Giselle por distintos teatros españoles y aún le quedan varios meses más de gira. Su directora ya trabaja en la segunda producción de la compañía, que sigue adelante arriesgando su propio dinero y con el apoyo de "ridículas" subvenciones, que no deja de agradecer. El siguiente estreno, un título que todavía no quiere anunciar, llegará en octubre, con el horizonte de consolidar una compañía de repertorio clásico.