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Reportaje:CINE EUROPEO

'El beso del dragón' y 'Bagdad Café'

EL PAÍS presenta mañana, viernes, y el sábado, por 5,95 euros cada una, dos películas muy distintas cuyo éxito residió en los actores que las interpretaron

Dos películas de muy distinto signo coinciden esta semana en la colección Cine Europeo. La francesa El beso del dragón (2001), del novel Chris Nahon, es un thriller de artes marciales y no poco sentido del humor que entusiasmó a los seguidores del género. La segunda, Bagdad Café, fue César a la mejor película extranjera de 1987, nominada al Oscar a la mejor música, y ganadora de numerosos premios, especialmente para el director Percy Adlon y la actriz Marianne Sägebrecht.

El beso del dragón fue producida y escrita por el francés Luc Besson sobre una historia original de Jet Li, protagonista de la película y una de las más populares estrellas del cine asiático de artes marciales. "Jet Li da aquí lo más fabuloso de sí mismo", según el crítico australiano Richard Kuipers: "El beso del dragón se pone en acción desde el principio y no para hasta que medio París está destruido y las calles llenas de cadáveres... La historia es entretenida, pero es esencialmente su ejecución y las interpretaciones lo que la hace extraordinaria...". Según Neil Smith, otro fan del género, esta película, como todas las de Jet Li, "cuenta una historia ultraviolenta que ofrece un chute de adrenalina a cinéfilos adultos ...".

Un detective de Pekín, Liu Jian (Jet Li) es enviado a París para ayudar a la policía en un caso de contrabando de droga. Pillado en el doble juego del corrupto inspector Jean-Pierre Richard (Tchéky Karyo) y buscado por asesinato, Liu termina como fugitivo... En su intento de aclarar su situación le apoya una prostituta (Bridget Fonda), cuya hija es prisionera del loco policía. "La película no tiene ningún significado profundo ni valores mayores, sólo acción profesional, bien rodada y con cierta elegancia de estilo, y Jet Li es la estrella ideal para este material", escribió el norteamericano Roger Ebert: "Su personaje no tiene gran motivación, pero hay un elemento clave, y es que nunca ha estado en París. Es por tanto un extraño en tierra extraña, lo que da sentido a la complicidad que se crea entre él y el personaje de Bridget Fonda". Para la crítica Louise Séller, El beso del dragón "contiene mucha violencia y tengo que confesar que miré para otro lado un par de veces, cuando se rompía algún cuello o algún malo se encontraba con un final tétrico. Pero hay equilibrio entre acción, drama, psicología y humor...".

Por su parte, la película alemana Bagdad Café obtuvo un rotundo éxito en toda Europa y también en Estados Unidos, desde donde Roger Ebert escribió que "es justo que esta película, rodada por un alemán en inglés, haya sido uno de los mayores éxitos del cine europeo en América", y ello a pesar de que Bagdad Café no tiene aspecto de película importante. Octavi Martí lo comentaba admirado: "¿Por qué Bagdad Café resulta una película tan atractiva? El argumento puede resumirse en poquísimas líneas, no hay ningún elemento especialmente espectacular, nada escabroso, la realización no es técnicamente apabullante ni aborda un tema candente. Entonces, la respuesta más inmediata tiene nombre y apellido: la actriz Marianne Sägebrecht, una bávara algo más que rolliza que ya nos sedujo con su exuberante humanidad en Sugarbaby, del mismo director". La periodista Rita Kempley lo confirmaba desde The Washington Post: "La película parece sacada con magia de un sombrero, y Marianne Sagebrecht es la chica rellenita más subyugante desde Jane Rusell".

La historia comienza cuando la gorda alemana Jasmina se separa de su marido en pleno desierto de Nevada, y se ve obligada a refugiarse en un café donde no hay cafetera, un destartalado motel sin servicio, en tierra de nadie, aunque bajo el control de su dueña (CCH Pounder) con quien la alemana acabará por relacionarse a pesar de los primeros encontronazos. Ese Bagdad Café es en opinión de Juan Arribas en Cine para leer "el punto de encuentro de universos rotos, donde aparcan camiones solitarios, y se refugian artistas desencantados que vivieron los días felices de Hollywood (magnífico Jack Palance en el papel de Cox) y que ahora duermen su impotencia como hippies extraviados, un sinfín de detalles que hacen de Bagdad Café una película jugosísima".

Bridget Fonda y Jet Li, en <i>El beso del dragón</i>, de Chris Nahon.
Bridget Fonda y Jet Li, en El beso del dragón, de Chris Nahon.
Imagen de <i>Bagdad Café,</i> de Percy Adlon.
Imagen de Bagdad Café, de Percy Adlon.
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