Cassano tiene el don de la oportunidad
El delantero italiano marca el tanto de la victoria del Madrid frente al Betis, que no encontró recompensa a su buen partido
La versión más industrial del Madrid se benefició de la picardía de Cassano en su primera intervención. A eso se llama don de la oportunidad. Desplazó levemente a Doblas, que hizo todo lo necesario por complicarse la vida en un insólito puñetazo al aire. La pelota quedo suelta y Cassano la dejó en la red como si la cosa no fuera con él. Atrás había quedado el largo asedio del Betis, ejemplar en su despliegue. Le falló el portero y no aprovechó sus numerosas ocasiones. El Madrid dedicó casi todo su esfuerzo a achicar agua, sin otra noticia que el don de la oportunidad de Cassano en su debut y ell buen partido de Guti en una noche que no parecía propicia para su estilo.
No hubo tregua durante toda la noche. El partido tuvo momentos de buen fútbol y un punto de aspereza que algunas veces se acercó a la violencia. El Betis abandonó el agarrotamiento que le ha caracterizado en la Liga y puso al Madrid en dificultades. Hubo fases sofocantes en el primer tiempo, con remates de Dani, Tardelli y Capi. Remates peligrosos, en jugadas rapídisimas que no daban tiempo a organizarse a la defensa del Madrid. El vigoroso juego del Betis dependió de su enorme desgaste físico. Los centrocampistas empujaron como un émbolo y los delanteros ayudaron con su facilidad para buscar desmarques. Al Betis sólo le faltó en el primer tiempo la contribución de Joaquín, decepcionante en un encuentro donde tuvo todo a favor: el generoso despliegue de su equipo y su presunta superioridad sobre Raúl Bravo. Pero Joaquín fue el menos activo de su equipo. Intervino poco en el juego y no se impuso a Raúl Bravo. Parece un jugador decaído. Tuvo la oportunidad de la noche en el segundo tiempo, un remate sencillo tras una elegante jugada de Tardelli frente a Sergio Ramos, pero falló Joaquín y a nadie le extrañó. Está ofuscado y no acaba de remontar el vuelo.
BETIS 0 - REAL MADRID 1
Betis: Doblas; Varela, Juanito, Melli, Luis Fernández; Joaquín, Arzu (Robert, m. 73), Rivera, Tardelli (Edú, m. 57); Capi (Fernando, m. 82); Dani.
Real Madrid: Diego López (Casillas, m. 21); Diogo, Sergio Ramos, Helguera, Raúl Bravo; Gravesen; Cicinho (Beckham, m. 70), Baptista, Guti, Robinho; Soldado (Cassano, m. 61).
Gol: 0-1. M. 65. Cassano marca a placer después de un despeje fallido de Doblas en el área pequeña.
Árbitro: González Vázquez. Mostró tarjetas amarillas a Sergio Ramos, Rivera, Guti, Doblas, Raúl Bravo, Joaquín, Varela y Dani.
Unos 50.000 espectadores en el estadio Ruiz de Lopera. Partido correspondiente a los cuartos de final de la Copa del Rey.
Doblas le dio un puñetazo al aire y Cassano dejó la pelota en la red como si la cosa no fuera con él
La defensa madridista atravesó por numerosos problemas. Dani se alejó de los centrales, guerreó por todos los frentespor todo el frente del ataque y no fue detectador por Helguera. Desde atrás, Capi apareció con frecuencia, astucia y buenos remates. Uno de ellos fue interceptado de forma inverosímil por Casillas junto al palo. Otro le desvió Cicinho en la raya de gol. Capi tuvo el don de la ubicuidad y dirigió al Betis al borde de la victoria. A la derrota le llevó Doblas, cuyas miserias en el juego aéreo se manifestaron clamorosamente en dos ocasiones. La segunda la aprovechó Cassano, que acababa de entrar en el partido. Primer remate, primer gol. Por si acaso se ayudó con un leve empujón al portero en una acción de pícaro. Eso ya se sabe de Cassano.
El Madrid respondió a las oleadas con bastante entereza y un juego irregular. Sólo se sintió cómodo cuando dispuso de la pelota y bajó las revoluciones del partido. Ocurrió en pocas ocasiones. Al laborioso aire del equipo no se añadió el criterio necesario en el juego. El déficit venía establecido por una alineación donde Guti no encontró ningún socio a la vista. El equipo estaba perfilado para otra cosa. Un equipo para combatir. Guti estuvo intachable en todos los aspectos, pero no fue suficiente para aclarar el panorama. No le ayudaron Baptista, ni Diogo, que no abandona su imagen de jugador mediocre. Al menos, en el Madrid. Siempre parece superado por los partidos. Robinho comprendió que la solución a sus problemas era Guti. Le buscó todo lo que pudo, pero no consiguió superar el obstáculo final: Varela, que no es un prodigio defensivo, le taponó casi siempre.
La profusión de llegadas al área de Casillas anunció una victoria que el Betis no consiguió. Su irreprochable esfuerzo, el buen juego que desplegó durante la mayor parte del encuentro, no sirvió para superar al Madrid y para redimir el error de Doblas en el gol de Cassano. El tanto tuvo un efecto demoleador sobre el Betis, golpeado en el ánimo y en el marcador. De repente fue un equipo fatigado y con pocas ideas. Se quedó sin aire. Joaquín terminó desquiciado. Dani perdió gas. Capi sorprendió menos. El Betis desapareció. El partido quedó abierto para el Madrid, que se benefició de su extraño gol, de la mejoría que experimentó con el ingreso de Cassano y del mayor empaque del centro del campo con Beckham, condiciones suficientes para mantener una ventaja que se antoja decisiva en la eliminatoria. O eso parece.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.