El último Lluch

Ernest Lluch era un hombre, como recordó ayer el senador Lluís Maria de Puig en Valencia, que "tenía la manía de escribir" y escribió hasta el final de su vida. El libro Darrers escrits (publicado en catalán y castellano por la Editorial Base) da fe de la amplia producción de escritos y reflexiones que este historiador, profesor universitario y político elaboró en su último año de vida, antes de morir asesinado a manos de la banda terrorista ETA el 21 de noviembre de 2001. La publicación, prologada por De Puig, recoge tan sólo el 30% de lo que escribió en ese año y fue presentada ayer en la sede valenciana de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo (UIMP) por el ex presidente de la Generalitat y ahora senador, Joan Lerma, por el rector de la Universidad de Alicante, Ignasio Jiménez Raneda, y por el propio De Puig.

Vicent Soler, presidente de la sección valenciana de la Fundació Ernest Lluch, destacó de los tres ponentes los aspectos tan diferentes que cada uno podía aportar de un hombre "poliédrico" como fue Lluch.

El senador Lluís Maria de Puig Oliver comenzó su intervención reconociendo que la trágica muerte de Lluch ha contribuido a engrandecer su figura, "pero antes tenía ya una vida y una obra con aportaciones intelectuales, políticas y cívicas de primer orden". Y la Fundació Ernest Lluch se planteó el compromiso de continuar con la obra de un hombre que destacó "por su curiosidad por todos y por todo", destacó Soler. El libro recoge una serie de artículos -la mayoría publicados en los medios de comunicación con los que colaboraba- sobre historia, economía, política, cultura, sociedad y un último apartado dedicado a aspectos más personales. "Pensé que era una buena manera de conocer al último Lluch", dijo el senador. De todos ellos, Puig Oliver destacó los dedicados al País Vasco, donde el historiador y político criticó con dureza tanto a los terroristas como a los que eran incapaces de buscar una solución dialogada al problema vasco.

El rector Ignacio Jiménez Raneda, que esbozó la que fue el pensamiento económico de Lluch, lo defínió como un polemista duro y un "ejemplo excepcional en este país" por su disciplina de análisis y reflexión. Entre otras cuestiones, Lluch defendió, según el rector de la Universidad de Alicante, la sostenibilidad del sistema de pensiones públicas, del mercado si bien no hacía de ello ningún tipo de religión, el gasto público en educación, en infraestructuras o en investigación y desarrollo.

El ex presidente de la Generalitat y ahora portavoz del PSOE en el Senado, Joan Lerma, coincidió con Lluch en Valencia y luego más tarde en el Congreso de los Diputados. Lerma recordó su contribución como ministro de Sanidad del primer gobierno de Felipe González y reconoció que una de las deudas más grandes de los valencianos con Lluch fue su contribución al conocimiento y reflexión sobre la realidad socioeconómica valenciana. Según Lerma, el único punto en el que discreparon fue en el "austracismo" o catalanismo de Lluch. El senador insistió en que los valencianos "tenemos nuestra propia identidad y nuestro propio proyecto".

En la sala se encontraban además el catedrático Vicente Llombart, el senador Segundo Bru, la ex alcaldesa Clementina Ródenas y académicos como Ernest Reig, Francisco Pérez, Joaquín Azagra, Víctor Fuentes, Eugenio Burriel y el rector Francisco Tomás, entre otros.