Al Barça le costó olvidarse del Athletic
Los azulgrana resuelven en un cuarto de hora un partido áspero ante un rival que marcó primero
Resopló el Barcelona ante el Athletic. Fue un partido competido y al tiempo desagradable. Los azulgrana jugaron menos que nunca y quedaron expuestos un buen rato a un resultado negativo por su mala defensa de las jugadas de estrategia. Los rojiblancos aguantaron a pie firme porque se organizaron bien y se tensionaron mejor. Nunca se rajaron. Fue la clase de partidos que le gustan a Clemente, para desdicha de Rijkaard. Le costó demasiado al Barça olvidarse del Athletic cuando entre uno y otro se alinean 17 equipos en la clasificación.
La lesión de Xavi y la ausencia de Iniesta le han transformado en un equipo más opaco sin perder solvencia. Ya no juega de claqué sino que tiene una vena más pugilista y no le importa alcanzar el área como una manada de búfalos. No hay dudas, en cualquier caso, de su superioridad: se le pueden reprochar cosas cuando se le compara con su mejor versión, pero no hay contrario en la Liga que le aguante un combate entero. Ayer le bastaron quince minutos para marcar la diferencia. El resto del partido fue del Athletic por obra u omisión.
BARCELONA 2 - ATHLETIC 1
Barcelona: Valdés; Oleguer, Puyol, Márquez, Gio; Deco, Edmilson, Van Bommel (Iniesta, m.75); Messi (Larsson, m.82), Eto'o y Ronaldinho.
Athletic: Lafuente; Lacruz (Iraola, m.53), Murillo, Luis Prieto, Amorebieta, Expósito; Etxeberria, Orbaiz, Gupergi; Yeste, (Guerrero, m.62); y Llorente (Aduriz, m.62).
Goles: 0-1. M. 15. Llorente cabecea un centro de Yeste tras un córner botado por Etxeberria.
1-1. M. 38. Ronaldinho centra y la pelota da en la mano de Amorebieta. A instancias del linier, el árbitro pita penalti, que transforma el propio Ronaldinho.
2-1. M. 51. Messi aprovecha el rechace del portero bilbaÍno después de un disparo de Van Bommel.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Expulsó a Deco (m.89). Amonestó a Amorebieta, Lacruz, Gio, Puyol y Gurpegi.
Camp Nou. 67.911 espectadores.
Juega siempre el Athletic dos partidos en uno: se enfrenta a sí mismo, sobre todo por las reiteradas concesiones defensivas que le han llevado hasta el antepenúltimo puesto del campeonato, y obviamente contra el rival, que ayer era nada menos que un líder que sumaba 15 victorias consecutivas, diez en la Liga, razón de más para pensar en la décima derrota vasca. Y, aunque se corrigió al punto de enfrentar con entereza los dos retos planteados, el Athletic volvió a perder entre otras cosas porque cargó con un penalti que le dejó en fuera de juego. El empate le sacó abruptamente de un encuentro que amarraba de manera sorprendente por el dominio del juego y del adversario. No contaba con el intervencionismo del colegiado, que a instancias del linier, sancionó con penalti una mano de Amorebieta después de un centro intrascendente de Ronaldinho.
El penalti marcó un punto de inflexión en el partido porque permitió el rearme del Barcelona. Los azulgrana completaron un cuarto de hora espléndido entre el final de la primera parte y el inicio de la segunda, el tiempo justo para firmar un remonte suficientemente rotundo como para ponerse a salvo de cualquier sospecha arbitral. El colegiado no decidió el resultado sino que intervino en el partido. Desequilibrado el marcador, los barcelonistas se relajaron tanto que acabaron el encuentro de mala manera, con Deco expulsado y el Athletic tan bravo como cabreado. Le costó al Barça no pensar en el Ahtletic. La refriega discurrió, al fin al cabo, por los márgenes que le gustan a Clemente.
Espantado por la goleada de Chamartín, el técnico de Barakaldo acudió bien abrigado al Camp Nou. Arropó a Lafuente con una defensa de cinco y se desplegó con Yeste y Etxeberria mientras Llorente se quedaba como punto y final. La propuesta agradó al equipo, sobre todo porque encontró alivio tanto en las marcas como en sus salidas, sobre todo en las acciones a balón parado, en que Llorente le sacaba siempre un palmo a la guardia pretoriana barcelonista; Oleguer, Márquez, Puyol, Edmilson, Van Bommel. Rijkaard se había plegado al poderío físico del Athletic. Prefirió a Van Bommel en lugar de Iniesta y no sacó ni una sola ventaja en la elección. El Barça defendía mal las jugadas de estrategia, sangraba en cada mano a mano de Etxeberria con Gio y además no encontraba la manera de llegar al área rival.
Lacruz tomó muy bien a Ronaldinho, los centrales practicaron una buena defensa de ayudas y los medios se replegaron estupendamente. Los azulgrana se enredaron en la línea de medios. A falta de línea de pase y de juego por las bandas, jugaban demasiado al pie, de manera improductiva. Tomaron además un gol a la salida de un córner y les pudo la impaciencia, tanto que Valdés salvó un segundo tanto en una contra de Etxeberria. El Athletic se crecía en la misma medida que se encogía el Barça. Hasta que Amorebieta metió la mano en un centro de Ronaldinho y el linier marcó penalti.
No falló Ronaldinho y el Barcelona se reafirmó en su juego ofensivo combinativo e incontenible desde la presión y combatividad defensiva. Van Bommel cambió para mejor, se dio la vuelta para jugar de cara en lugar de espaldas, y el equipo recuperó la velocidad, el ritmo, la llegada y la puntería. La ráfaga de fútbol, animada por la competitividad de Messi y la genialidad de Ronaldinho, sobrepasó al Atheltic. Los rojiblancos cambiaron piezas para atacar mejor y salieron de la cancha con entereza. No encajaron ningún tanto más y confundieron al Barcelona, que perdió a Deco en un rifirrafe provocado por la calentura del juego mientras Eto'o escupía a Expósito en su despedida antes de disputar la Copa de África. Un final reprobable para un partido áspero, aunque bendecido por las estadísticas: 16 triunfos consecutivos del Barça.
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