El Getafe desperdicia dos goles de Riki
El Espanyol, reanimado por Jonathan, remonta la desventaja inicial y acaba resistiendo
El Espanyol se corrigió a tiempo porque a punto estuvo de tirar a la basura, en sólo un cuarto de hora, la eliminatoria de los octavos de final de Copa del Rey a manos del Getafe. En Montjuïc, cuando aún retintineaban los acordes de la melancólica canción El cant dels ocells que guardaba luto por Manuel Meler, ex presidente blanquiazul en la década de los setenta y principios de los ochenta, dos testarazos de Riki sonrojaron en grado superlativo al conjunto blanquiazul. Un equipo que, sin Lopo, Luis García, Tamudo y De la Peña de inicio, se mostró frágil y endeble pero muy maduro, más que nada por tener el orgullo herido. El estructurado conjunto de Bernd Schuster, sin adornos, siempre jugó buscando la vía rápida, a Riki, que con dos testarazos en los primeros minutos hizo pensar que era posible la clasificación. Pero el Espanyol encontró la mejor respuesta, la de Jonathan, tras el mal comienzo.
ESPANYOL 3 - GETAFE 3
Espanyol: Iraizoz; Moisés Hurtado; Jarque, Pochettino, Domi; Costa, Ito; Juanfran (De la Peña, m. 90), Coro, Jofre (Fredson, m. 82); y Jonathan (Tamudo, m. 86).
Getafe: Luis García; Contra (Paunovic, m. 68), Pulido, Tena, Pernía; Mario Cotelo, Vivar Dorado (Paredes, m. 80), Diego Rivas, Nano (Cubillo, m. 65); Riki y Güiza.
Goles: 0-1. M. 2. Riki, a pase de de Güiza. 0-2. M. 14. Riki aprovecha un balón en el área. 1-2. M. 25. Costa, de volea. 2-2. M. 52. Jonathan remata un centro de Juanfran. 3-2. Jonathan, tras pared con Coro. 3-3. Pernía, de penalti.
Árbitro: Ayza Gámez; Mostró la cartulina amarilla a Contra, Jarque y Moisés Hurtado.
7.100 espectadores acudieron a Montjuïc. Se guardó un minuto de silencio por Manuel Meler.
Lotina, con la idea de oxigenar al plantel para seguir afrontando tres competiciones, apostó por sacar a los suplentes. Pero la falta de puntales, al principio, hizo estragos en el Espanyol. Después, cuando ya la eliminatoria parecía sentenciada, tuvo que resistir y salieron hasta Tamudo y De la Peña. Antes del penalti postrero anotado por Pernía, que de nada sirvió, incluso Iraizoz, adelantado, tocó lo justo para que el larguero salvara un cabezazo de Güiza. El Getafe acabó muriendo en la orilla.
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