El Madrid se aferra a Rakocevic
El escolta serbio, con 23 puntos, abandera una remontada más del cuadro de Maljkovic
Aletargado por su paseo triunfal del domingo sobre el Leche Río, que en vez de estimularle le valió para dormirse en los laureles, el Madrid se asomó de nuevo al precipicio y estuvo a un palmo de perder ante el Partizán de Belgrado. El tanteo final no corresponde a la lectura del partido, trabado y farragoso, donde los guerreros de Boza Maljkovic, instruidos en el músculo, finalmente se sobrepusieron a los elementos y retomaron el camino al Top 16.
Después de tres derrotas consecutivas en Europa, que los eslavos de Belgrado le hincaran el diente al Madrid habría sentado peor que un castigo divino. Los muchachos de Dusan Vujosevic son los últimos de grupo por algo, con sólo dos victorias en el continente. El colmo era que encima llegaban con un saldo de 103 puntos en contra. Hasta el advenimiento del último cuarto, el peor equipo de Europa hizo sonar la alerta roja en Vistalegre. Hasta la pachanga final, la mayor ventaja del Madrid se reducía a seis escuetos puntos (64-58). Luego sobrevino la orgía anotadora de Rakocevic, bien secundado por Hervelle, Bullock y Gelabale. Felipe Reyes tampoco se quedó corto, y aunque metió diez puntos, sus siete rebotes, -tan sólo superados por los 11 de Milojevic- se antojaron determinantes para el triunfo blanco. Su lucha en la pintura con los tallos yugoslavos pasó por todos los estrados, y la impotencia inicial no le hizo perder el ánimo.
REAL MADRID 85 - PARTIZAN 68
Real Madrid: Sonko (4), Bullock (12), Tomas (0), Reyes (10), Hamilton (2) -cinco inicial-; Hernández Sonseca (9), Hervelle (15), Rakocevic (23), García (0) y González (0), Sinanovic (0) y Gelabale (10).
Partizán:Tripkovic (14), Suput (6), Bozic (8), Milojevic (10), Perovic (13); Pekovic (8), Bogdanovic (9), Stefanovic (0) y Velickovic (0).
Árbitros: Zola (Ita.), Christodulu (Gre.) y Mantyla (Fin.). Excluyeron por personales a Hervelle (m. 40).
5.000 espectadores en el Palacio de Vistalegre.
Una vez más, Igor Rakocevic guió al Madrid a la luz desde las tinieblas. El escolta serbio, ande en plena forma o renqueante, se ha hecho imprescindible en los esquemas del campeón español, donde su entrenador sólo cuenta con un limitado grupo de jugadores para sacar la temporada adelante. Razón por la que al madridismo le gratificó más de lo debido que Hernández-Sonseca, carne de banquillo, fuese el máximo anotador local, con siete puntos, cuando habían transcurrido 20 minutos de partido. Luego, obviamente, el chaval cayó en el olvido. Por mucho que pida la alternativa a gritos.
Sometido al arreón inicial del Partizán, al Madrid le pudo la ansiedad. Nadie elaboraba las jugadas y, claro, tirar por la directa, batirse a tumba abierta, era un suicidio en toda regla delante del equipo más alto del torneo. Por mucho que se trate de gigantones imberbes y con dos primaveras menos, a Perovic y Pekovic les indignó tamaña propuesta de juego. Y eso que el Partizán, como el Madrid, tampoco anda sobrado de cerebros; sin un base puro que pause y dinamite los tiempos, los yugoslavos se repartían el trabajo, el balón, y lo subían al otro campo. La cuarta personal de Perovic limitó la hegemonía de los visitantes en el rebote -30 por 29-, que hicieron las maletas antes de tiempo.
Sometido al yugo balcánico durante 30 minutos largos, el Madrid resucitó con un parcial de 31-5. Los plavi jugaron al ratón y al gato, se confiaron y le terminaron viendo las orejas al lobo. Rakocevic, azuzado por Maljkovic, les saltó al pescuezo.
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