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Entrevista:ADRIÁN PÉREZ | Cantante de Mal de Ojo

"Hacer rumbas en Euskadi tiene cierto punto transgresor"

El cantante, guitarrista y compositor Adrián Pérez (San Sebastián, 1960) es el único superviviente de la formación original de Mal de Ojo, grupo donostiarra que, entre otras cosas, llama la atención por interpretar rumbas en euskera. Las últimas están recogidas en Topa kalabera (Gaztelupeko Hotsak), séptima entrega de un quinteto que se editó sus cinco primeros discos.

Pregunta. ¿Qué han querido ofrecer en Topa kalabera?

Respuesta. Hemos querido continuar tocando básicamente los mismos palos y ofrecer, además, cosas diferentes, como guiños a boleros, un pequeño ska... Se trataba de hacer una especie de álbum de cromos intentando que el disco tenga cierta entidad, pero no haciendo rumba por rumba, desde luego. Nunca hemos sido un grupo puro de rumba.

"Es posible hacer música fuera de discográficas y de multinacionales"

P. ¿Cuáles son sus temáticas preferidas?

R. Cosas muy cotidianas. Nuestras canciones hablan de la calle, de chicas, de amor, algo muy cercano a cualquiera que se ponga a escucharlas.

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P. La rumba es un estilo de trasfondo callejero. ¿Brinda la inspiración suficiente una ciudad como San Sebastián?

R. Bueno, San Sebastián nunca ha sido especialmente callejera. Es más, yo diría que todo lo contrario. Lo que pasa es que no es sólo La Concha, el centro y esas cosas tan bonitas. También hay otras zonas y tranquilamente te puedes encontrar esas vivencias. Tampoco es que esto sea sólo una postal; hay más cosas, aunque parezca lo contrario.

P. ¿Empezaron a hacer rumba por ser "algo transgresor en la sociedad de Euskadi"?

R. La transgresión siempre nos ha gustado y el hacer rumbas en Euskadi sí tiene cierto punto transgresor. Disfrutábamos con ello, pero no empezamos a hacer rumba expresamente para eso.

P. ¿Han tenido problemas en algún sitio?

R. Lo nuestro chocaba, pero no, todo lo contrario. Ahora la realidad de Euskadi supera los corsés de hace unos años y es bastante plural al hacer música.

P. ¿Gusta la rumba en el País Vasco?

R. Aunque no hay demasiada tradición de rumberos, creo que sí y cada vez más. Para algunos estará ligeramente trasnochada, para otros mucho más, y para otros será una cosa nueva. Es una fórmula muy buena para divertirse y que no se ha agotado.

P. También cantan en castellano. ¿El éxito de Estopa, Melendi o El Arrebato puede beneficiarles?

R. No nos preocupa demasiado buscar beneficios. Somos un grupo más o menos local, nos movemos en el marco de Euskal Herria y no tenemos, en principio, especial interés en ir al resto del Estado ni en hacer grandes giras. Nuestras aspiraciones son divertirnos y divertir a la gente.

P. ¿Qué recuerda de sus diez años de autogestión?

R. Han servido para reafirmarnos en que somos capaces de hacer música sin necesidad de que haya nadie por medio. Lo que pasa es que es muy costoso, quema mucho, y al final agradeces que alguien te eche una mano para llevar las cosas adelante. Pero hacer música es posible fuera de discográficas, de multinacionales y de circuitos.

P. Pros y contras de ser una banda curtida en el circuito de bares.

R. Pros: que realmente nos gusta hacerlo y los conocemos. Contras: que realmente cuesta dar el salto de un garito pequeño a una plaza. El bar es mucho más cálido, más cercano, y los grandes escenarios son mucho más fríos, aunque económicamente es bastante más rentable tocar en un sitio grande.

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