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Reportaje:

España entra en órbita con Galileo

El sistema de navegación por satélite europeo empuja la industria aeroespacial

La puesta en órbita del primer satélite de pruebas de la constelación GNSS, el Sistema Global de Navegación por Satélite europeo, más conocido como Galileo, ha sido un gran paso para la industria aeroespacial europea, pero un paso de gigante para la española. Se trata de un programa cuyo desarrollo supera los 3.500 millones de euros, en el que España acapara alrededor del 10%.

Se calcula que el negocio aeroespacial europeo generará 300.000 millones de euros en 2020 y dará empleo a más de 100.000 personas
La primera etapa se completará con cuatro satélites que estarán en órbita en 2009. Su coste oscila entre los 930 y los 950 millones de euros

En una reunión celebrada el año 2000 en Estambul (Turquía), la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo dependiente de la ONU, fijó el mes de junio de 2006, como fecha límite para que Europa iniciara las pruebas en la órbita que le había sido asignada, para el desarrollo de un sistema de satélites. Los siguientes candidatos en caso de no cumplirse los plazos eran Estados Unidos y China.

El pasado 28 de diciembre se ponía en órbita el primero de los dos satélites del sistema Galileo que servirán para realizar las verificaciones más elementales y sobre todo para no perder las licencias solicitadas.

A éstos les seguirán los cuatro primeros "de verdad" y a continuación los 26 restantes que completarán la constelación Galileo: 27 en activo, y tres en órbita no operacional preparados para sustituir a cualquiera de sus hermanos.

En el Giove-A, primero de los satélites con el que se ha "marcado el territorio", la participación española ha sido mínima. En el Giove-B, para el que no hay fecha de lanzamiento todavía a pesar de tener un plazo limitado de seis meses, la colaboración de las empresas españolas se sitúa ya en el 10% del mismo al acaparar en torno a 7 de los 70 millones de euros que alcanza su coste.

En estas primeras etapas de definición y desarrollo la financiación es pública y se reparte al 50% entre la Agencia Espacial Europea y la Comisión Europea. En el primer caso a España le corresponde por tanto el 10% de su cuota en la misma y en el segundo que se establece en función del producto interior bruto de cada país respecto al europeo, el de España en 2002, cuando se fijo la cuota era del 6,7%, por lo que la media que le corresponde en esta fase a España se sitúa cerca del 8,5%.

Esta primera etapa se completa con los cuatro satélites "de verdad" que deberán estar en órbita a primeros de 2009. El coste de los mismos oscila entre 930 y 950 millones de euros y España se encargará de tareas por valor de 85 millones que podrían llegar incluso a 100, según Álvaro Azcárraga, director del departamento aeroespacial de Sener y presidente de Galileo Sistemas y Servicios, el consorcio que agrupa a las empresas españolas participantes en el proyecto.

A partir de 2010 se empezarán a fabricar los 26 satélites que completarán la constelación, con un plazo de tres años para su puesta en órbita, y con un presupuesto ya a cargo del concesionario de unos 2.500 millones de euros, sobre cuya financiación no existen todavía planes concretos.

En este caso, la participación española, al menos de partida, es todavía superior ya que las circunstancias han llevado a una cuota del 25% repartida entre Hispasat y AENA. El sistema no estará por tanto operativo antes de 2012 y necesitará más de un año para las certificaciones en aplicaciones críticas como las de aviación civil o tráfico ferroviario.

Es de esperar que en la fase de despliegue y de explotación la participación española se mantenga en niveles semejantes a las anteriores tratando de aproximarse al 10%, con un retorno de las inversiones próximas también al 100%.

Para Luis Mayo director general del Grupo GMV, otra de las empresas participantes, puede haber incluso un ligero sobrerretorno. La situación de cualquier manera es "muy satisfactoria para la industria española tanto desde el punto de vista cuantitativo, como cualitativo".

El esfuerzo de España en el desarrollo de la industria aeroespacial se sitúa en quinta posición por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, lejos de esta última, pero también muy por encima (el doble) de la siguiente, que es Holanda. El esfuerzo de Galileo servirá para consolidar una industria con logros importantes como lo demuestran el papel de empresas como Indra o GMV en el segmento de tierra, cuya participación resulta fundamental para el funcionamiento del sistema.

España ha conseguido también dos centros de control, uno de ellos se encargará de los servicios dedicados a la navegación aérea y la seguridad humana que estará ubicado en Torrejón de Ardoz (Madrid), donde AENA, responsable del mismo, lleva trabajando desde 1994 en este tipo de señales.

Hispasat es la operadora encargada del otro centro de control de satélites, por lo que su ubicación lógica sería en sus instalaciones de Arganda del Rey (Madrid), donde cuenta con todos los medios requeridos en cuanto a seguridad, energía y medios de telecomunicación. Para la presidenta de Hispasat, Petra Mateos, la alta cualificación de los retornos conseguidos permitirá entre otras cosas que Hispasat "siga funcionando como dinamizador de la industria aeroespacial española. En sus 15 años de existencia ha proporcionado retornos industriales por valor de más de 500 millones de euros y, en la compra de satélites, siempre ha procurado retornos para la industria española".

A la espera del reparto de los 2.500 millones de las fases de despliegue, operación y explotación, algunas empresas como Indra, cuentan con participaciones importantes. De los cuatro primeros satélites operacionales que se pondrán en órbita, Indra ha participado ya por valor de 25 millones de euros y ha desplegado a un número importante de sus ingenieros por Europa. Luis Pina, gerente de Sistemas de Navegación por Satélite de la compañía, confirma que se trata de un proyecto significativo tanto para Indra como para España, cuya presencia en la industria aeroespacial internacional recibirá un espaldarazo muy importante gracias a Galileo.

Queda también "la parte del león" del programa: el desarrollo de los sistemas integrados, receptores, software... que moverán la mayor parte de un negocio para el que se calcula una facturación de 300.000 millones de euros en el año 2020 y que dará empleo a más de 100.000 personas.

Lanzamiento del primer satélite de Galileo en Baikonur (Kazajistán).
Lanzamiento del primer satélite de Galileo en Baikonur (Kazajistán).AP

Generosidad

La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, se mostraba orgullosa hace unas semanas por el logro de España en la etapa final de las negociaciones para el reparto de las actividades de Galileo. Sin embargo, ha sido el departamento de Industria, con José Montilla al frente, el que ha tenido que arrimar el hombro al ser el responsable de la participación española en la Agencia Espacial Europea.

Los mayores esfuerzos iniciales han correspondido a este departamento por tratarse de las fases de definición y desarrollo, aunque va a ser finalmente el Ministerio de Fomento a través de la operadora de satélites Hispasat y la Asociación Española de navegación Aérea, (Aena) el que resulte más beneficiado en la fase de operación y explotación.

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