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Necrológica:NECROLÓGICAS
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Lou Rawls, cantante de 'soul'

Se popularizó como actor, filántropo y protagonista de anuncios

Diego A. Manrique

Louis Allen Rawls nació en Chicago el 1 de diciembre de 1933. Fue amigo de Sam Cooke y desarrolló una carrera profesional de medio siglo, editando más de cincuenta álbumes. Simultáneamente, se implicó en actividades benéficas aprovechando sus compromisos publicitarios. Falleció el viernes 6 de enero en Los Ángeles, a los 72 años, víctima del cáncer.

Lou Rawls era prácticamente una institución en Estados Unidos. En los años ochenta, un periodista español que estaba allí para entrevistar a Lou Reed se pasmó al descubrir que eran muchos más los estadounidenses que conocían a Lou Rawls que aquellos que sabían de la existencia del fundador de The Velvet Underground. Rawls resultaba muy visible: encabezaba programas benéficos televisivos (telethons) y organizaba torneos de golf para recaudar fondos con destino a la educación de jóvenes afroamericanos y, sobre todo, ejercía como imagen pública de la cerveza Budweiser. No fue casual que el primer astronauta negro, el teniente coronel Gulon Bluford, se llevara al espacio un elepé de Lou Rawls, que luego regaló al cantante.

Nacido en Chicago en 1933 -aunque luego se quitaría años-, todavía era un niño cuando comenzó a cantar gospel en iglesias baptistas. Compañero de estudios de Sam Cooke, siguió su pista al cambiar la música religiosa por la profana y trasladarse a Los Ángeles. Pero su carrera tardó en despegar: se enroló dos años como paracaidista en la 82 Aerotransportada; sufrió un terrible accidente -cuando viajaba en el coche de Cooke, cuyo chofer murió- que le dejó fuera de combate durante largos meses. Ya recuperado, puso la voz grave en el glorioso Bring it on home to me y otras piezas de Sam Cooke.

A principios de los sesenta, fichó para Capitol Records, donde le encasillaron como vocalista de standards de jazz y blues, en la línea de Joe Williams. Aunque Rawls pronto se individualizó con lo que llamaba raps, parlamentos donde contaba sus experiencias personales y las de su gente, tal como quedó reflejado en Lou Rawls live! (1965), con su celebrada reinvención de Tobacco Road. Paulatinamente, se acercó a la música soul, aunque sin renunciar al próspero circuito de los clubes nocturnos, que incluían Las Vegas (allí recibió la bendición de Frank Sinatra, al que homenajearía con Rawls sings Sinatra). Trabajó con orquestas, grupos pequeños y, sobre todo, con el productor y arreglador David Axelrod, que supo proporcionarle aprovechable material contemporáneo, incluyendo improbables temas de Donovan o Traffic. Enormemente profesional, editó discos sin parar y tuvo éxitos con Love is a hurtin' thing (1966), Dead end street (1967) y You good thing is goind to end (1969).

En los años setenta le costó orientarse, aunque en MGM lanzó una de sus canciones emblemáticas, Natural man (1971), con su elegante afirmación de orgullo negro. Todo mejoró en 1976, al integrarse en Philadelphia International, la compañía de Kenny Gamble y Leon Huff. Los creadores del Sonido de Filadelfia aprovecharon su cálida voz de barítono y pusieron sus mejores recursos -compositores, productores, arregladores- a su disposición. Allí tuvo su mayor impacto, con la arrogante You'll never find another love like mine (1976). Se convirtió en un todoterreno, apareciendo en abundantes películas y series de televisión. Su voz también era inconfundible y resonaba tanto en dibujos animados como en spots publicitarios.

Tras el eclipse de Philadelphia International, grabó sin demasiada fortuna comercial para Epic, Blue Note o su propia marca. Su último éxito fue I wish you belonged to me, fruto de la reunión en 1987 con Gamble y Huff. Centró su actividad en los trabajos como actor y en el directo: realizó numerosas giras por bases del Ejército de Estados Unidos; el Pentágono descubrió que era de los pocos artistas que atraía tanto a los soldados blancos como a los negros. También era un favorito en eventos corporativos: las grandes empresas apreciaban su mensaje de superación. Sin perder la sonrisa, actuó hasta que en 2004 se le diagnosticó un cáncer de pulmón, agravado al año siguiente por un tumor cerebral.-

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