Mezquita
Me pongo en contacto con ustedes para denunciar una ofensa y atropello al derecho humano más básico, que está siendo pisoteado en esta España democrática y moderna del siglo 21. El Ayuntamiento de Alicante ha cerrado la única mezquita existente en esta ciudad. Como bien saben ustedes, hay miles y miles de inmigrantes musulmanes de diferentes procedencias.
Los musulmanes de Alicante están obligados a rezar a la intemperie en la playa o en la calle. Y ser objeto de burla y espectáculo de la gente curiosa e irrespetuosa.
Es lamentable que nadie de esta España católica, democrática y europea haya condenado o criticado esta orden de cierre contra el lugar de rezo de una minoría tan importante como la musulmana. Cómo podemos dar las lecciones de tolerancia cuando nosotros, que presumimos de ser campeones de humanidad, pisoteamos los derechos fundamentales y básicos de una gente indefensa.
Quiero manifestar mi repugna y rechazo a estas manifestaciones de racismo e islamofobia a nivel institucional en mi país, que es España.
Al parecer, la islamofobia está en alza, ya que aporta muchos beneficios a todos los niveles, tanto económicos como políticos.
Señor director, me dirijo a ustedes ya que este es el medio que leo diariamente. Dudo mucho que mi carta vaya a tener un hueco en su periódico. Pero a pesar de todo le envío estas lineas que muestran mi rabia y vergüenza ante hechos tan deplorables como acabo de exponerle.
Y me vienen a la memoria las épocas oscuras de la inquisición y la expulsión de los moros.
Estoy siendo testigo de las nuevas cruzadas y de nuevas medidas racistas y la caza de brujas de esta Europa que creí civilizada y democrática.