Sin rumbo, sin maquillaje, pero rumbo a ti
"El hombre no hace la historia, sino que está formado por ella. Y la historia necesita tiempo". En la sobremesa del primero de enero, Canal Sur dio La esclava libre, de Raoul Walsh, en la que se oye esa sentencia. Se la dice Clark Gable a Yvonne de Carlo, una esclava suya a la que acabará contándole toda su historia en un tono que subraya los detalles más truculentos de su pasado de traficante de esclavos al que la derrota del viejo sur obligará a volver al mar, esta vez en un viaje sin rumbo pero, eso sí, acompañado por la que ya es su esclava libre. El amor libera a la pareja de la carga de vivir su relación haciendo frente a la contradicción que hay en su base: son amo y esclava. Por si fuera poco él tiene ya los rasgos de un héroe que sabe que su tiempo ha acabado y que ahora le toca ser un hombre al que la melancolía y el escepticismo dan un porte de distinción. Esa distinción es lo que él ha hecho en la vida, su mérito; su vida, con toda la mugre que hay en ella, la ha hecho esa cosa, la historia, que así lo absuelve.
Cualquiera diría que es una película en la que la retórica de la melancolía y el poder absoluto del amor enmascaran algo tan reaccionario como el reciclado de una relación amo-esclava en un compromiso de lealtad amorosa en el que nada del pasado ha sido puesto en cuestión. Y puede que sea así. Pero a la vista de lo que están haciendo los viejos amos de este país que hoy claman por las libertades que nunca quisieron para nadie que no fuera ellos, prefiero esos amos intolerables que por lo menos deciden embarcarse sin rumbo y abandonar la historia, antes que estos de hoy que reclaman, sin gastar un duro en maquillaje, sus derechos feudales de señores de horca y cuchillo.
El PP andaluz la ha emprendido con la aparición del presidente Chaves en el programa de nochevieja de Juan y Medio y las emisoras de radio emiten comunicados suyos en los que definen el evento como un abuso intolerable. Esperanza Oña, que ha heredado de Aznar la afición por el gesto más desagradable que un rostro humano es capaz de dar de sí, argumenta que Chaves se rodea de niños para dar una imagen bondadosa y manipular a los andaluces. Así nos enteramos de lo que esta señora piensa de los andaluces y de hasta qué punto es incapaz de decir algo sobre la televisión autonómica que no nazca de la envidia de no tenerla en sus manos.
Los andaluces sufrimos una televisión pública manifiestamente mejorable. Pero la padecemos en soledad, porque la oposición (y esto vale para todos los grupos) parece insensible a todo lo que no sea el reparto del pastel. Las ofensas al mal gusto pasan sin el menor comentario, y hay que pensar que la razón es que la oposición tiene el mismo mal gusto que los responsables de las peores fechorías de Canal Sur. ¿Han visto esa perla llamada Rumbo a ti programada el lunes y el martes pasado? En un barco meten a unas cuantas personas a ver si se emparejan. Cuando el barco está fondeado en Corfú, los cautivos aprenden a bailar sevillanas. En la piscina de cubierta, una señora cita a un individuo que le hace tilín: la cámara los muestra bebiendo cava y, por fin, besándose. Ella dice: "Sobran las palabras". Esto sí que es un abuso intolerable.
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