Suavidad y distinción
La carrocería familiar (Sport Hatch) del Saab 9-3 tiene un diseño elegante y un toque deportivo que lo distingue de otros modelos similares. Por dentro mantiene el mismo estilo, con un ambiente original y cuidado, y un puesto de conducción muy bien estudiado e inspirado en la aviación que orienta toda la instrumentación hacia el conductor para que apenas haya que apartar la vista de la carretera.
Un turbodiésel muy suave
El 9-3 comparte con Opel el motor 1.9 turbodiésel desarrollado por el Grupo Fiat que también utilizan otras marcas como Alfa Romeo. Se trata de un propulsor muy moderno, con culata de 16v. y turbo de geometría variable que se ofrece en dos variantes de 120 y 150 CV, ambas con un cambio manual de seis velocidades.
La más potente es la que equipaba la unidad de pruebas y resulta más apropiada para el tamaño y peso de este coche, sobre todo si se viaja cargado a menudo. En el Saab sorprende por su elasticidad a bajo régimen, una virtud que no había mostrado hasta ahora en otros modelos, y tiene un funcionamiento muy suave, silencioso y sin apenas vibraciones que hace difícil distinguir si es un diésel. Además, se recupera con brío desde apenas 1.500 revoluciones, lo que permite circular con comodidad en ciudad sin tener que reducir mucho, y ofrece unas prestaciones correctas para viajar porque mantiene buenos ritmos de crucero a punta de acelerador, afronta las subidas con fuerza y adelanta con suficiente nervio. Y sólo cuando se circula en sexta marcha a plena carga acusa el peso en las cuestas y hace necesario reducir.
El consumo es otro de sus puntos fuertes porque gasta muy poco, teniendo en cuenta su tamaño: apenas siete litros en conducción tranquila y por debajo de nueve en ciudad y cuando se apuran más las marchas.
Dinamismo confortable
El acabado Vector incluye unas llantas de 17 pulgadas y el modelo de la prueba añadía el chasis deportivo, que incluye reglajes algo más enérgicos. A pesar de estas soluciones, el comportamiento no penaliza la comodidad y aporta un compromiso muy equilibrado entre estabilidad y confort. Incluso prima más este segundo aspecto, porque filtra muy bien los baches y tiene unos recorridos de suspensión amplios que evitan reacciones secas en asfaltos deteriorados.
El Sport Hatch está estudiado para ofrecer una rigidez notable e incluye una amortiguación de gas muy lograda. El resultado es un tacto preciso en los mandos, un balanceo comedido en las curvas y un aplomo en trazados rápidos que da seguridad y permite viajar sin acusar el cansancio. Los frenos paran bien el peso e incluye de serie el ESP Plus, una evolución del control dinámico de estabilidad, que ofrece una respuesta más efectiva y apenas se nota cuando actúa.
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