Sentido práctico y estilo deportivo
El Saab 9-3 Sport Hatch ofrece el espacio y la funcionalidad de las carrocerías familiares en una interpretación más deportiva que reafirma su personalidad. Un familiar original con un interior práctico y cuidado, un turbodiésel eficiente, un comportamiento seguro y unos precios algo superiores a otros modelos equivalentes más populares (desde 26.350 euros).
Deportividad funcional
El Sport Hatch es la versión familiar del Saab 9-3 y refleja la apuesta de la marca por la deportividad. El objetivo es seducir a las familias jóvenes que buscan un coche amplio y funcional, pero no aceptan la conducción poco ágil y el aspecto pesado de los monovo-lúmenes, ni las líneas cuadradas y anodinas de la mayoría de las carrocerías break o familiares.
El nuevo Saab combate estas carencias con una imagen más atractiva y estilizada que realza su dinamismo. Tiene la arquitectura clásica de los station wagon, con el techo prolongado por detrás para ampliar la zona de carga y reforzar su sentido práctico. Pero no es la versión alargada del 9-3 berlina y presenta una personalidad diferenciada. El diseño en cuña del frontal, con los faros y las aletas redondeadas, los trazos ascendentes del lateral y el portón trasero inclinado hacia delante estilizan su figura. Y la parrilla delantera, el diseño de los parachoques y las grandes llantas acentúan su carácter.
Aporta también una aerodinámica afinada (CX: 0,33) y un chasis bien estudiado para que el tamaño generoso del portón trasero no penalice la rigidez. El resultado es un familiar con carácter y con el toque de distinción que se espera de una marca sueca.
Atractivo y práctico por dentro
Este familiar mide 4,65 metros de largo, pero no destaca por su habitabilidad, porque prima más la deportividad y lo demuestra en muchos detalles del diseño interior. Destacan las plazas delanteras, que están muy bien resueltas, con unos asientos grandes y cómodos que sujetan bien, y una instrumentación muy elaborada. En cambio, el espacio para las piernas es algo justo en las plazas traseras y el maletero tampoco impresiona, aunque se puede cargar hasta el techo, lo que aumenta la capacidad. Pero el conjunto es elegante, está bien acabado e incluye buenos materiales y plásticos de calidad.
Además aporta soluciones bastante prácticas, como el respaldo del copiloto, que se abate hacia delante para cargar bultos largos, y ofrece una dotación correcta de huecos para objetos: posavasos retráctil en el salpicadero, bolsas en las puertas, una repisa delante del cambio y otra junto al freno de mano, apoyabrazos central con cofre interior y una guantera enorme. Además tiene unas suspensiones deportivas que no penalizan la comodidad y un motor turbodiésel muy bien aislado que apenas se oye, dos virtudes que permiten viajar a buen ritmo con un confort elevado y una gran seguridad.
Siete motores y tres acabados
El Sport Hatch se vende con siete motores, un 1.9 TiD turbodiésel en versiones de 120 y 150 CV, y cinco de gasolina: 1.8 (122 CV y 26.350 euros), 1.8 turbo (150 CV), 2.0 turbo (175 y 210 CV) y 2.8 V6 (250 CV). Y hay tres acabados, Linear, Linear Sport y Vector, aunque todos aportan un estilo deportivo y un completo equipo de seguridad: seis airbags, ABS, ESP y reposacabezas activos, que le ha permitido obtener la máxima calificación de cinco estrellas en las pruebas de choque de Euro NCAP.
Conclusión
El 9-3 Sport Hatch es un familiar de estilo deportivo que combina dinamismo y funcionalidad. Ofrece una línea atractiva y con personalidad, un interior elegante y un comportamiento ágil y seguro. Tiene también una buena gama de motores con versiones de altas prestaciones, pero los precios son más altos de lo deseable y no se justifican con el equipo de serie.
ELEGANTE Y PRÁCTICO
El interior del 9-3 Sport Hatch reúne la funcionalidad del diseño escandinavo, combinaciones elegantes en los tonos y detalles de estilo deportivo que crean un ambiente cuidado y acogedor. Destaca el puesto de conducción, que lleva todos los mandos, incluidos los de la consola central, orientados hacia el conductor como en los aviones. Y presenta soluciones sofisticadas, como las salidas de la climatización, que incluyen unas rejillas con regulaciones muy precisas para orientar el aire. Además hay detalles curiosos, como la posición de la llave detrás de la palanca del cambio para dificultar el robo, y otros como las tapicerías en dos tonos, las bandas metalizadas y unos asientos muy bien estudiados, que refuerzan la imagen de calidad y limpieza. En cambio, la habitabilidad no es uno de los puntos fuertes. Las plazas traseras son justas en espacio para las piernas y el maletero tampoco sorprende. Tiene sólo 419 litros hasta la base de la bandeja, aunque se puede cargar hasta el techo, se amplía plegando los respaldos posteriores y permite llevar bultos largos abatiendo hacia delante el respaldo del copiloto.El diseño de la zaga es uno de los aspectos más originales. El portón inclinado hacia delante y los grandes pilotos verticales en blanco realzan su deportividad.
MENOS EQUIPADO
El Saab 9-3 1.9 TiD con el acabado Linear Sport tiene un precio algo superior al de otros modelos y un equipo de serie similar en lo importante e inferior en los detalles. El familiar sueco cuesta 1.600 euros más que un Mazda 6 y 2.000 más que un Toyota Avensis Wagon. Los dos incluyen de serie elementos opcionales en el Saab, como ordenador de viaje, faros de xenón, sensor de lluvia, tapicería de piel y reglaje eléctrico del asiento del conductor. El Toyota añade un airbag más para las rodillas del conductor y ambos ofrecen mejores aceleraciones. El Volvo V50 es sólo 200 euros más barato con un equipamiento similar, y el Audi A4 Avant cuesta 1.500 euros más e incluye el ordenador de viaje, pero el sensor de lluvia se paga también aparte. El argumento diferenciador del 9-3 frente a todos ellos es el plus de exclusividad que aporta una marca más minoritaria.
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