El Parlamento ruso cree que pudo evitarse la matanza de Beslán
Se incumplió la orden de redoblar en el primer día de clase la seguridad de los colegios
La comisión del Parlamento federal ruso que investiga los trágicos acontecimientos ocurridos en septiembre del año pasado en la escuela Número Uno de Beslán -a diferencia de la investigación, dada a conocer el lunes pasado, realizada por orden de la Fiscalía General- sí encontró que se habían cometido errores tanto en la prevención del atentado como durante el asalto al colegio.
La conclusión más importante es que, según los parlamentarios, se habría podido evitar la toma de la escuela por parte del grupo terrorista si las autoridades locales hubieran cumplido las instrucciones recibidas desde Moscú en vísperas del comienzo del año escolar.
Alexandr Torshin, vicepresidente del Consejo de la Federación o cámara alta del Parlamento ruso y jefe de la comisión investigadora, señaló en su informe ante los legisladores, que aunque las fuerzas de seguridad no tenían antecedentes de que la escuela sería blanco de los separatistas, el ataque de todas maneras podría haber sido evitado. Para ello bastaba con cumplir las órdenes que dio el ministro del Interior ruso, Rashid Nurgalíev, para que se redoblara la vigilancia en el primer día de clases, que en Rusia es el primero de septiembre.
Hubo otros errores, subrayó Torshin. Entre las deficiencias destacó el hecho de que el cerco que las autoridades establecieron en torno a la escuela no pudo contener a los habitantes de Beslán -muchos de los cuales estaban armados-, quienes, después de las explosiones, se lanzaron a tratar de salvar y socorrer a los rehenes, lo que entorpeció la labor de las fuerzas del orden.
También se refirió Torshin a por lo menos una clara mentira de las autoridades, quienes continuaban afirmando que los terroristas mantenían en la escuela a 350 rehenes, cuando ya desde el primer día se sabía que el grupo separatista armado tenía en sus manos a más de mil personas, que encerró en el gimnasio.
Los terroristas -que obedecían órdenes del comandante guerrillero checheno Shamil Basáyev, quien asumió la responsabilidad por el ataque a la escuela- minaron el gimnasio, de manera que cualquier acción emprendida por las fuerzas rusas para liberar a los rehenes hiciera detonar las bombas.
Precisamente la detonación de las dos bombas que desencadenó el asalto es uno de los aspectos no esclarecidos por el informe de Torshin. Algunas madres de escolares que permanecieron como rehenes en el gimnasio sostienen que las explosiones se produjeron después de que un francotirador matase a un terrorista que, manteniendo presionado su pie sobre un mecanismo, impedía que las bombas detonaran.
Estas aseveraciones no han podido ser demostradas, pero tampoco han sido desmentidas. La comisión del Parlamento de Osetia del Norte, que presentó sus conclusiones a finales de noviembre pasado, dice que la versión de las madres "tiene derecho a existir".
Torshin relató que los dirigentes de Osetia del Norte intentaron, sin éxito, obtener la liberación de los rehenes a cambio de proporcionar a los terroristas 10 autobuses, un corredor para que escaparan a las montañas de Chechenia y dinero. El grupo terrorista exigía que Rusia retirara sus tropas de Chechenia como condición para dejar libre a los niños y sus padres.
El informe presentado ayer no es el definitivo y tiene carácter preliminar. Para responder a una serie de incógnitas -entre las que destacan, además de las explosiones, el uso de tanques y lanzallamas-, el senador espera los resultados de peritajes científicos.
Decepción entre los familiares
La organización Comité de Madres de Beslán, que agrupa a los padres y parientes de los que perecieron durante el secuestro y el asalto a la escuela de Beslán, está decepcionada con el informe de la comisión del Parlamento.
Ela Kesáyeva, presidenta del comité, declaró que quienes sufrieron el horror de esos tres días y perdieron a sus seres queridos tenían derecho a oír "algo de más peso" en el informe presentado por el senador Alexander Torshin.
"No se atrevió a pronunciar todos los nombres [de los responsables de la operación], porque sería peligroso. Del juicio actualmente en curso -que, como la investigación, no es objetivo- sabemos que Valeri Andréyev [jefe de la filial norosetia del Servicio Federal de Seguridad, quien encabezaba el grupo operativo para liberar a los rehenes] no era quien realmente estaba al mando; los que dirigían la operación eran los altos oficiales del Servicio Federal de Seguridad llegados desde Moscú. Torshin no nombró a esos generales negros", afirma Kesáyeva. Para la presidenta del comité, esos generales son responsables de muchas de las muertes ocurridas durante el asalto -más de 330 personas perecieron y más de 700 resultaron heridas- pues "dispararon de día y veían contra quiénes lo hacían".
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