Un topo británico en el IRA
El espía Denis Donaldson llegó a convertirse en un hombre de confianza del líder republicano Gerry Adams
En 1974, Denis Donaldson estaba en la cárcel de Maze / Long Kesh, purgando su pertenencia al IRA. Allí se ganó la amistad de Bobby Sands, el carismático líder republicano que luego moriría en la famosa huelga de hambre de los presos del IRA en 1981. Hay una foto que da testimonio de esa amistad, una foto en la que Donaldson, joven y barbudo, posa con Sands. Ambos simulan estar en libertad, posando con el telón de fondo de una pared de ladrillos. Querían hacer creer que estaban fuera, en la calle, que se habían fugado de la cárcel. Pero estaban dentro.
Esa pequeña farsa no sería la última en la vida de Donaldson, que ahora tiene 55 años y mucho menos pelo. Desde aquellos días de Long Kesh fue escalando posiciones en la estructura del movimiento republicano. Hombre de confianza de Gerry Adams -"podría decir de qué color es el papel con que Adams se limpia el trasero", han dicho estos días sobre él- a mediados de los años ochenta era el responsable de las relaciones internacionales del Sinn Fein, el brazo político de los republicanos. Llegó a ser miembro del equipo de asesores que arropaban a Adams y su estrategia de paz. Era director de la oficina administrativa del Sinn Fein en Stormont, la Asamblea autonómica de Irlanda del Norte, cuando la policía de Irlanda del Norte le detuvo en su casa en una madrugada de octubre de 2002. Le acusaban de haber montado un entramado de espionaje al Gobierno y a los partidos políticos en los despachos de Stormont.
Más de tres años después, el viernes 16 de diciembre, Denis Donaldson compareció en Dublín ante una cámara de la televisión pública irlandesa RTE. "Era un agente británico", confesó. "Fui reclutado en los ochenta, en un momento de mi vida en que era muy vulnerable. Desde entonces he trabajado para la inteligencia británica y para la Sección Especial del RUC y el PSNI [el servicio de inteligencia de la antigua y la reformada policía de Irlanda del Norte: el Royal Ulster Constabulary y el Police Service of Northern Ireland]. Durante ese periodo me han pagado dinero. No he estado involucrado en ninguna red de espionaje en Stormont. El llamado Stormontgate era una estratagema y un montaje. Nunca existió: lo creó la Sección Especial".
La salida del armario de Denis Donaldson se produjo 10 días después de que la fiscalía renunciara a mantener los cargos contra él, contra su yerno, Ciaran Kearney y contra un funcionario, William Mackessy, por el espionaje en Stormont. La fiscalía justificó en "el interés público" su renuncia al caso después de tres años de investigaciones, una manta bajo la que van a quedar sin respuesta multitud de preguntas y de especulaciones. ¿Cuál es ese interés público? ¿A quién se quiere proteger y por qué? El Gobierno de Londres se ha refugiado en los tecnicismos para lavarse las manos y decir que la decisión ha sido tomada por la fiscalía de manera independiente, algo muy difícil de creer.
A los pocos días de renunciar al caso la fiscalía, Donaldson fue avisado de que su actividad como agente británico iba a ser divulgada en la prensa dominical. Y decidió confesarse ante la dirección republicana. Tras 36 horas de interrogatorio en la sede del Sinn Fein en Belfast, fue trasladado a Dublín, donde grabó su confesión pública.
La prensa británica e irlandesa se pregunta por qué el espía ha sido sacrificado por los servicios de información a inteligencia británica. Se especula que Donaldson era en realidad un agente doble y que sólo pasaba aquella información que a la dirección republicana le interesaba hacer llegar a las fuerzas de seguridad británicas. La creencia más generalizada es que ésa es la mejor manera de proteger a alguien que está aún mejor situado que Donaldson dentro del Sinn Fein.
Hay interrogantes de otro tipo. ¿Por qué la policía de Irlanda del Norte destapó las supuestas escuchas en Stormont si en el centro de ellas estaba un agente que trabajaba para los británicos? El Sinn Fein está convencido de que se trató de una lucha entre el MI5 y el Servicio Especial de la policía de Irlanda del Norte en un intento de estos últimos por acabar con un proceso de paz llamado a reformar los servicios policiales y acabar con la mayoritaria presencia de protestantes en sus filas. El caso es que, a las dos semanas de que estallara el escándalo, Londres suspendió el Gobierno autónomo, que aún no ha sido repuesto.
En casi 40 años de conflicto ha habido numerosos espías en el movimiento republicano. Quizá el caso más famoso sea el de Freddie Scappaticci, que desde 1978 trabajaba para los británicos bajo el alias de Skateknife porque se había desilusionado con la violencia del IRA. Los republicanos sospecharon de él a principios de los noventa y le negaron el acceso a la información más sensible, pero nunca actuaron contra él para evitar el bochorno de admitir que los británicos se habían infiltrado a un nivel tan alto.
Amigo personal de Adams durante años, Skateknife fue desenmascarado por la prensa en 2003, pero él lo negó todo. Desde entonces está huido. Era uno de los más veteranos miembros del IRA y durante años estuvo encargado de purgar a los infiltrados. Siendo él uno de ellos, se da por seguro que sacrificó a varios agentes británicos para no despertar sospechas, aunque también salvó la vida de muchos. Nunca fue procesado. El IRA ejecutó a unas 60 personas acusadas de pasar información, 35 de ellas mientras Scappaticci formaba parte del equipo de seguridad del grupo terrorista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.