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Reportaje:

EE UU da portazo a México

Un muro con focos y cámaras intentará frenar la inmigración a lo largo de más de 1.000 kilómetros de frontera

Yolanda Monge

"¿Sabe usted qué es lo más paradójico de este asunto?", preguntaba un trabajador sin papeles mexicano que se gana la vida en Washington limpiando ventanas, quitando nieve o arreglando jardines desde hace más de siete años. "Si se levanta el muro, lo van a construir trabajadores inmigrantes, en su mayoría mexicanos, que son los mismos que han levantados carreteras, edificios, y todas las grandes construcciones de este país", se respondía el hombre. Pero EE UU ha decidido cerrar las puertas a su vecino del sur. La semana pasada, la Cámara de Representantes estadounidense aprobaba un polémico proyecto de inmigración que incluye la construcción de un muro con focos y cámaras a lo largo de más de 1.000 kilómetros de la frontera con México.

Los 'sin papeles' podrán ser condenados a penas de cárcel antes de ser deportados

Desde el golfo de México al Pacífico, en cinco tramos distintos, el muro cubrirá todos los Estados fronterizos con México: California, Arizona, Nuevo México y Tejas. Por 260 votos contra 159, los legisladores dieron luz verde a un proyecto que incluye algunas de las medidas más represivas contra la inmigración ilegal en décadas.

"¿Qué mejor regalo de Navidad para los estadounidenses que las fotografías del hormigón que está siendo vertido para la construcción del cerco?", dijo Thomas Tancredo, uno de los republicanos que más ha promovido la mano dura contra los inmigrantes.

La reforma migratoria convierte en un delito la entrada ilegal en el país, por lo que los inmigrantes podrían ser condenados a penas de cárcel, en lugar de ser simplemente deportados. Además, la nueva ley obliga a los empresarios a comprobar que sus empleados están legalmente en EE UU y tienen permiso de trabajo. Esa información debe ser enviada a las autoridades federales. También aumentan los castigos civiles y penales contra los empleadores que contraten a indocumentados. Se aceleran las deportaciones: en promedio, no más de 14 días, contados a partir de la fecha de arresto. Se prevén fondos adicionales: para contratar nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza, incorporar tecnología y nuevos inspectores que serán destinados a los puntos de entrada a EE UU. Quedó fuera del proyecto de ley una enmienda que habría negado la nacionalidad estadounidense a los niños nacidos en EE UU de padres inmigrantes ilegales.

El flujo por la frontera con México es continuo. Nadie sabe cuántos inmigrantes hispanohablantes hay actualmente en el país. El instituto de sondeos Pew Center estima la población sin situación legal en EE UU en más de 10 millones, pero otros cálculos elevan la cifra a 20 millones. Los mexicanos son mayoría: más de 11 millones. Casi el 60% de ellos no tienen estatus legal. Según los últimos datos, 900.000 inmigrantes entran anualmente de manera ilegal en EE UU, de los cuales el 85% provienen de México. La frontera entre los dos países es zona de alto riesgo. Miles de personas mueren al intentar cruzarla. Las cruces que se clavan en las cercanías son el mudo testimonio del drama que se vive en la línea que separa la pobreza de la teórica riqueza.

Indignado, el presidente de México, Vicente Fox, comparó la barrera recomendada en el nuevo plan migratorio con el muro de la vergüenza construido en Berlín en 1961. Fox dijo que el proyecto era un acto de "hipocresía" para una nación creada por inmigrantes. "No es posible que en el siglo XXI estemos construyendo muros entre dos naciones que somos vecinas, entre dos naciones que somos hermanas, entre dos naciones que somos socias", indicó Fox. "Es una pésima señal que no habla bien de un país que se precia de ser democrático, que no habla bien de un país que se precia de ser un país de inmigrantes", añadió.

Con el proyecto de ley aprobado la semana pasada, Bush intenta satisfacer a los conservadores que exigen mano dura contra la inmigración ilegal y al tiempo a los empresarios que exigen una solución para que se cubran los puestos de trabajo que los estadounidenses no quieren desempeñar. Pero la propuesta también prevé el desarrollo de un programa de contratación de trabajadores temporales, que podrían desempeñar sus actividades de manera legal en EE UU durante un periodo máximo de seis años. Algunos analistas aseguran que uno de los principales objetivos de esta última iniciativa legal es contentar a una comunidad hispana cada vez más numerosa, cuyos votos pueden ser decisivos en las legislativas del próximo año.

"Te metes por el desierto, caminas cuatro días, saltas el muro y llegaste", comenta un mexicano que quita la nieve de las aceras del distrito de Georgetown, en Washington. Pero no es tan fácil. En el último año casi 500 inmigrantes han muerto en el camino hacia la frontera.

Un hombre intenta saltar la valla que separa México de EE UU.
Un hombre intenta saltar la valla que separa México de EE UU.AP

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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