A las cuatro
A las cuatro preparó el té, se quitó los zapatos y, tras comprobar que todo estaba en orden, se sentó cerca de la ventana. Era plenamente consciente de que Martín, su marido, había muerto hacía más de tres años pero, aun así, esa misma mañana había vuelto a hablar con él para decirle que no se olvidara de coger las llaves del coche para ir de compras al centro. "Qué boba soy", se dijo mientras recordaba lo que le había susurrado Martín poco antes de morir: "Lo mejor de este viaje es que no hay que hacer las maletas...". Ahora ella creía que lo mejor de estar sola en esas fechas era que no debía sonreír si no tenía ganas.
A las seis pensó que era un buen momento para encender las luces y empezar a preparar el salmón, pero al levantarse no pudo evitar echarse a reír. Giró la cabeza y, efectivamente, allí estaba Martín, de pie, junto a la puerta del salón y sin decir nada. Ella cerró los ojos y comprendió entonces que la actitud de su marido era perfectamente normal: era Navidad y él había decidido regresar a casa.
Pilar Adón (Madrid, 1971) ha obtenido el Premio Ojo Crítico 2005 por Viajes inocentes (Páginas de Espuma).
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