Un pleno tormentoso

En esa situación de tormenta política abierta se celebrará hoy el último plenario del año, en el que se dará el visto bueno a la ordenanza con los votos del PSC, CiU y ERC. Será, con seguridad, una discusión viva de las posturas de cada grupo en torno a una ordenanza que finalmente suaviza el articulado en los aspectos que han resultado más polémicos: el tratamiento de la indigencia -perseguir la organizada por las mafias y atender con los recursos municipales la de raíz social- y el de la prostitución. Denominación que, por cierto, ha desaparecido del texto para ser sustituida por la expresión "trabajo sexual". En este capítulo, que prevé la intervención cuando se dé una ocupación masiva del espacio público y prohíbe esa actividad en un radio inferior a 200 metros de los centros de enseñanza, se introduce el desarrollo de un plan integral de atención a las trabajadoras sexuales que quieran abandonar esa profesión.

Se trata, con diferencia, de la mayor crisis que ha vivido el tripartito municipal en este mandato. Y se produce en una situación de empeoramiento de las encuestas respecto al alcalde, Joan Clos; empezando por las que trimestralmente hace el consistorio, continuando las que encarga el partido en el que milita (PSC) y acabando por las que realizan los medios de comunicación.

Es también un momento del mandato en el que parece que las posturas de CiU y el PSC se acercan en no pocos aspectos fundamentales, como ha ocurrido ahora con la ordenanza. Y de la misma forma que las tesis de socialistas y convergentes parecen acercarse, se aleja la sintonía que durante años han mantenido los dirigentes municipales del PSC e ICV.