Juicio a los acusados de un crimen que causó tensión en un barrio de Alicante

La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo de los acusados a dos hombres de nacionalidad filipina por la muerte de Martín Día Cortés, en noviembre de 2004. Su cadáver fue hallado cosido a puñaladas, en el barrio Virgen del Remedio. La agresión generó gran tensión en un barrio castigado por la delincuencia y desató movilizaciones espontáneas de vecinos contra la inseguridad.

En la vista oral, uno de los dos procesados se confesó autor de una de las 27 cuchilladas que recibió la víctima. El segundo encausado negó que agrediera al fallecido aunque, según reconoció, "si le pudo golpear en algún momento". El fiscal reclama, inicialmente, una pena de doce años y medio de cárcel para cada uno de los enjuiciados por un delito de homicidio. La acusación particular eleva la pena hasta los 22 años al entender que los encausados cometieron un asesinato porque actuaron con alevosía y premeditación. Un tercer individuo, también implicado en la muerte del joven de etnia gitana, permanece en búsqueda y captura.

El joven de 21 años de etnia gitana fue hallado el 19 de noviembre cosido a puñaladas (27) en un pequeño parque del barrio Virgen del Remedio, barriada del norte de Alicante. La policía, que a unos ocho metros de donde yacía el cadáver halló la empuñadura y la hoja del arma homicida dirigió inicialmente las pesquisas hacia la colonia colombiana asentada en la barriada en busca de los asesinos. Pero días más tarde, la investigación apuntó a tres hombres filipinos como responsables del crimen. Según consta en la calificación del fiscal, los tres acusados, uno en paradero desconocido, eran amenazados y extorsionados por la víctima.

Centenares de personas se agolparon entonces en las inmediaciones del lugar donde se encontró el cuerpo, mientras la policía realizaba la inspección ocular. Residentes allegados a la víctima clamaban justicia y apuntaban a colombianos como los responsables de la muerte. Tres días después, una movilización espontánea, con cerca de 500 personas, protestó por el asesinato del joven. Agentes antidisturbios tuvieron que intervenir para evitar linchamientos.