El artefacto contenía cuatro o cinco kilos, probablemente de cloratita
ETA quiso sembrar algo más que el miedo cuando atentó el sábado contra la sede de Angulas Aguinaga con un potente artefacto, similar a los utilizados en sus atentados recientes en Zumarraga o Alsasua. La mochila bomba, cargada con cuatro o cinco kilos de explosivos, probablemente cloratita, "ha querido frenar la producción, porque ha tenido bien presente que ésta es una de las semanas de más trabajo de todo el año". Coinciden en ello dos trabajadores de la empresa productora de La Gula del Norte, que ayer se acercaron a comprobar in situ el alcance de los daños causados por la explosión.
El artefacto, que despertó las sospechas de empleados de la propia empresa, destrozó la fachada, la cristalería y el cableado de la zona de oficinas y del espacio destinado a la carga y descarga de la materia prima, al ser activado con un temporizador. Pero no ha afectado, al parecer, a la zona productiva de la fábrica. "Sé que ya se ha hablado con los gremios y mañana [por hoy] entraremos a trabajar", aseguró un empleado.
La firma da trabajo a alrededor de 120 personas, de las que unas 80 -en su mayoría vecinos de los alrededores- desempeñan su labor en Irura, municipio de un millar de habitantes situado a 20 kilómetros de San Sebastián. "En septiembre y enero se intensifica la producción", confirma un gestor de residuos vinculado a la empresa. "En ese periodo trabajan a tres turnos, incluidos los sábados. Y justo ayer fue el primer sábado que hacían fiesta. No creo que hayan puesto la bomba ese día por casualidad".
Efectivos de la Unidad Especial de Desactivación y de la Unidad de Investigación Antiterrorista de la Ertzaintza trabajaron durante toda la jornada en el lugar, mientras se analizaban las cintas de las cámaras de vigilandia del exterior de la empresa, según fuentes policiales. A primera hora de la noche, aún no se había cuantificado el alcance de los daños materiales que, en todo caso, se intuyen cuantiosos.
