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Reportaje:

Nieva en Madrid

La plaza Mayor se llena de villancicos, cuentos y espuma para los más pequeños

"Esto es un rollo, mamá, que empiece ya la nieve". Lucía estaba ya cansada cuando los niños del escenario se preparaban para cantar un villancico más. Entre otros, Noche de paz y Ya viene la vieja. Eran las siete y cuarto de la tarde.

La estampa era el arranque de la Navidad que ha organizado este año el Ayuntamiento de Madrid, pero podía ser una imagen de hace varias décadas, con un belén y villancicos de toda la vida entonados por chicos del colegio Tajamar.

"El Ayuntamiento ha querido que este año los niños sean los protagonistas", decía la nota oficial, por lo que este año no hubo pregón, sino la lectura de un cuento. Pablo Mazariegos y Janette Lakatos, de nueve años, se encargaron de leer Cuento de Navidad, de Emilia Pardo Bazán. Ana María Caballero, de 14, hizo la versión en lenguaje de signos. "El cuento es un poco complicado y los niños no lo entendían muy bien", dijo Gema, una madre con niña en brazos. "Además, la megafonía distorsiona y es difícil entender lo que dicen", se quejaba otro padre.

Dos niños leyeron un relato de Pardo Bazán, y otra lo tradujo al lenguaje de signos

El Ayuntamiento anunció ayer que el año que viene convocará un concurso de cuentos y que el ganador será el encargado de leerlo. En el acto, además de niños y padres, estuvieron presentes el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón; la concejal de las Artes, Alicia Moreno; el vicealcalde, Manuel Cobo, y la portavoz del PSOE, Trinidad Jiménez.

Teresa y su hija Cristina se quejaban: "Nos han dicho que iba a haber mucha magia, pero de momento nada". La "magia" empezó sobre las 19.25. Dos cañones empezaron a echar nieve artificial -aunque uno se rompió- y la plaza de la Villa se convirtió en una fiesta de la espuma. Niños y mayores se amontonaron en un espacio de 15 metros. Por la calle Mayor, una gran estrella luminosa guiaba a duendes, hadas y soldados de plomo. Apenas duró 10 minutos.

Después la plaza se vació. Quedaban cinco pequeñas figuras blancas riéndose. Eran Génesis, Luis, Amin, Jesús e Ismael, de entre cuatro y seis años, que estaban con sus monitores de Mensajeros de la Paz. "No es nieve, es esponja", se sorprendía Luis, nervioso, quitándose pegotes de espuma. Acabada la fiesta, en la plaza Mayor artistas callejeros tomaron el lugar del programa oficial. Y siguió el jolgorio.

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