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Paquistaníes, filipinos y 'guiris'

"En 1992 se hablaba de que Cataluña tendría 5,5 millones de habitantes. En 1996, debido a la inmigración masiva, ya se hablaba de que alcanzará los 7,5 millones, aunque este año ya estamos en 7 millones", explicó ayer Joan Subirats para explicar la transformación involuntaria del Raval, el barrio de Barcelona que más ha sufrido esta presión migratoria.

En 2004, de los 50.000 habitantes del Raval, sólo el 51% era español. Por país de origen le siguen los paquistaníes (10,34%), los filipinos (8,8%) y, curiosamente, una categoría que el estudio engloba con el curioso nombre de "guiris residentes". Representan el 5,6%, está realizada con criterios de renta más que de procedencia geográfica ya que engloba a extranjeros procedentes de países occidentales u occidentalizados (desde la Unión Europea hasta Estados Unidos, Noruega, Argentina o Japón). Se trata generalmente de gente joven, con estudios y una economía no muy estable que escoge el barrio por su valor cultural añadido. Funcionan, explica el estudio, como activadores de esta faceta más creativa y de bisagra entre los residentes autóctonos -en los que abunda la población envejecida y con graves problemas económicos- y los inmigrantes, más jóvenes pero igualmente con dificultades de subsistencia.

El noreste del Raval es la zona más poblada y también la que tiene más inmigración, sobre todo filipinos, aunque también hay paquistaníes, marroquies y ecuatorianos. El sureste -el estudio presenta datos interesantes por pequeñas zonas que demuestran la inexistencia de guetos- es la zona más heterogénea.

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