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Crítica:ÓPERA | 'Manon'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De aquella manera

Si títulos líricos como La sonámbula o Lucía de Lamermoor han merecido por sobrados méritos entrar en la categoría de "óperas de camisón", asociándolos a las indumentarias de las escenas de locura, o similares, Manon debería encabezar una lista de "óperas de pelucón", sobre todo si se les aplica una puesta en escena como ésta de Nicolas Joël, con la monumental escenografía de Ezio Frigerio y el espectacular vestuario en tonos pastel de Franca Squarciapino. Es el ejemplo perfecto de ópera-museo. En el Teatro Real de Madrid ya fue visto hace cinco años este montaje, tan fastuoso como inútil. Mucha gente en escena, mucho colorido, mucho ruido, en fin, y pocas nueces.

Manon necesita de una protagonista que sea capaz de crear un personaje sólido a través de un libreto bastante inconsistente. Un imposible, vamos, pero sólo en la ópera los imposibles pueden dejar de serlo. Y ahí está para la eternidad la gran creación de Victoria de los Ángeles en este papel. Y quizá la de Kabaivanska, sobre todo con un partenaire como Alfredo Kraus, tal como lo hicieron en el Coliseo Albia de Bilbao, hace ya unos cuantos años. El caso es que la soprano griega Alexia Voulgaridou comenzó en Sevilla con un atractivo esperanzador. Centro de enjundia, certero apunte teatral de su personaje en la dimensión más ingenua en el primer acto. No duró demasiado el idilio y todo se quedó en agua de borrajas, porque el personaje no evolucionaba ni musical ni dramáticamente. Cantando bien, qué duda cabe, pero sin emoción.

Manon

De Massenet. Con Alexia Voulgaridou, Josep Bros y Riccardo Ferrari, entre otros. Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director musical: Ralf Weikert. Director del coro: Rainer Steubing-Negenborn. Director de escena: Nicolas Joël, repuesta por Stéphane Roche. Escenografía: Ezio Frigerio. Figurines: Franca Squarciapino. Iluminación: Vinicio Cheli. Teatro de la Maestranza, Sevilla, 14 de diciembre.

El estupendo tenor catalán Josep Bros no tuvo precisamente su noche más afortunada en su presentación como el caballero Des Grieux. Se adornó de detalles de clase, desde luego, pero estuvo en varios momentos al borde del abismo. En su aria del tercer acto, por ejemplo. Inseguro, desabrido, desafinando. Debía estar con problemas físicos, se supone, pero no se advirtió al público ni por escrito, ni por megafonía. Con tantos contratiempos los dúos de San Sulpicio o el de la escena final fueron monótonos, decepcionantes por lo distanciados.

El interés de esta ópera de encanto decadente y fascinante melodía empalagosa se mantuvo por la orquesta. La Sinfónica de Sevilla es, a mi modo de ver, la mejor formación de foso en el momento actual en nuestro país. Ralf Weikert la dirigió con oficio, orden, mesura y sin especial inspiración pero lo que hizo fue suficiente para mantener la continuidad y facilitar un cable al que agarrarse. El coro de la Asociación de Amigos del Maestranza, dirigido ahora por el muy conocido en Madrid Rainer Steubing-Negenborn, cumplió. Del resto del reparto vocal, más vale que corramos un tupido velo. Mañana el teatro ha organizado una jornada de puertas abiertas. Nos unimos al brindis de buenos deseos para el próximo año.

Piero Guarnera y Alexia Voulgaridou, en el ensayo general de <i>Manon</i> en el teatro de la Maestranza de Sevilla.
Piero Guarnera y Alexia Voulgaridou, en el ensayo general de Manon en el teatro de la Maestranza de Sevilla.GARCÍA CORDERO
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